Sin embargo, los gamers españoles sí conocen bien los riesgos a los que se enfrentan. Los datos señalan que el 84,7% de los encuestados comprende que pueden robarle dinero a través de un videojuego, 8 de cada 10 saben que comprar juegos en tiendas no oficiales es peligroso y el 93,75% tiene en cuenta que pueden suplantar su identidad a través de una estafa online. Además, 9 de cada 10 saben que es recomendable mantener los dispositivos actualizados y conocen el valor del doble factor de autenticación, mientras que para el 86,4% es recomendable contar con un antivirus o protección extra.
A pesar de ello, más de la mitad de los gamers españoles repite contraseñas en sus diferentes cuentas y un tercio utiliza contraseñas cortas, con referencia a datos personales o utilizando términos que le resultan familiares, a pesar de que los expertos recomiendan que sea una sucesión completamente aleatoria de números, símbolos y letras, incluyendo mayúsculas y minúsculas. A la hora de guardar las contraseñas, 1 de cada 4 las comparte con familiares o amigos y el 21,3% las guarda en un Word, con el riesgo que conlleva. Además, los expertos recomiendan cambiar las contraseñas cada cierto tiempo, algo que el 42,7% de los gamers españoles no hace o lo hace en pocas ocasiones.
“Los aficionados al gaming y a los esports también estamos expuestos a los riesgos que existen en la Red, por lo que es necesario que conozcamos cuáles son esos riesgos y cómo evitarlos”, señala Arturo Castelló, fundador de Esports City League, que añade: “Por esta razón, desde Esports City League realizamos iniciativas de concienciación de la mano de partners como ESET, expertos en ciberseguridad que nos ayudan a conocer mejor el mundo de la ciberdelincuencia y qué debemos hacer para mantener nuestras cuentas a salvo de ciberataques”.
Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España, asegura que “hace tiempo que los delincuentes tienen a los gamers en su punto de mira y el robo de credenciales es una de sus acciones favoritas porque les permite robar, de forma relativamente sencilla, el acceso a su biblioteca de juegos, suplantar su identidad e incluso hacerse con la información de pago”. Por ese motivo insiste en que “es indispensable que los gamers también gestionen de forma segura sus credenciales, usando las herramientas que tienen a su alcance y añadiendo capas de seguridad que hagan más difícil este robo de credenciales”.