Toda la atención del mercado se centró ayer en los acontecimientos en Europa, y con razón. La noticia de la reanudación de los flujos de gas a través del gasoducto Nord Stream 1 compensó las preocupaciones sobre el riesgo político de Italia de los operadores de divisas, lo que llevó a una subida del 0,5% para el euro por la mañana antes de la decisión del BCE. La nueva hora para el anuncio en materia de política monetaria del banco central, el BCE elevó todas sus herramientas de tipos de interés en 50 puntos básicos, dejando así atrás los tipos de interés negativos después de 8 años. Si bien era nuestra hipótesis de base, la decisión sorprendió a los mercados, que solo habían descontado una probabilidad aproximada del 40% de este evento. El euro repuntó cerca de un punto porcentual, mientras que los mercados monetarios descontaron un perfil de tipos a corto plazo más restrictivo en los swaps de la zona euro. Sin embargo, a pesar de la inmediata reacción alcista, el repunte del euro comenzó a disiparse cuando la presidenta Lagarde compareció. A pesar de realizar sus mejores esfuerzos por evitar perfilar las condiciones de la nueva herramienta contra la fragmentación antes de la revelación oficial, las constantes preguntas de los periodistas le obligaron a comentar.
Lo que en un principio parecían unas condiciones más estrictas de lo esperado provocó que los diferenciales de los bonos periféricos se ampliaran, alcanzando un pico de casi 250 pb en el diferencial entre los bonos italianos y alemanes a 10 años, lo que llevó al euro a perder sus ganancias anteriores. Al final de la reunión, la moneda única se negoció en niveles prácticamente planos el resto del día. Creemos que el principal resultado de la reunión de ayer para el euro es un refuerzo del apoyo por encima del umbral de paridad, no solo derivado de los tipos, sino también de las escasas referencias al desempeño de la moneda y su impacto en la inflación por parte de la presidenta Lagarde. Por el momento, ello debería hacer que el euro registre un mejor comportamiento frente a los mínimos de la semana pasada, pero todavía existen riesgos de caída derivados de la escena política italiana y de cualquier cambio repentino en los flujos de gas desde Rusia.
Hoy, los mercados prestarán mucha atención a la encuesta a expertos en previsión económica del tercer trimestre, publicada hoy, a la que el BCE tuvo acceso prioritario ayer y en la que probablemente basó su decisión de subir tipos de forma más agresiva, ya que declaró que su objetivo es reforzar las expectativas de inflación en torno a su objetivo. Cualquier señal de posible desanclaje debería hacer que los mercados monetarios descuenten unas expectativas superiores para las próximas reuniones. Además, los operadores del euro tendrán acceso a los datos sobre las condiciones del crecimiento, ya que el último conjunto de PMI preliminares se publican hoy.
En términos generales, el dólar se situó en un segundo plano en la sesión de ayer para los operadores de monedas del G10, hasta que registró un episodio de ventas en torno al cierre de la sesión bursátil de Nueva York, lo que provocó una subida de los activos de riesgo. Esta mañana, el dólar vuelve a situarse en primer plano para los operadores del G10, mientras los temores de recesión se reactivan y fomentan un dólar más fuerte. La publicación de un conjunto de PMI preliminares hoy en Europa y EE. UU. o bien consolidará estas preocupaciones o bien las disipará, ya que las expectativas se sitúan justo por encima del umbral de 50 para la mayoría de los parámetros compuestos. Con la reunión de la Reserva Federal como evento destacado para los mercados la próxima semana, el dólar podría protagonizar compras según nos acerquemos al fin de semana.
La volatilidad de la libra se vio impulsada en gran medida por los acontecimientos de ayer en Europa continental, y el par GBPUSD únicamente se anotó ganancias en la jornada debido a un moderado episodio de ventas en el dólar al final de la sesión. Frente a la moneda única, la libra siguió cediendo terreno. Como era de esperar, los comentarios de ayer del economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill, no generaron titulares relevantes para el mercado, mientras que los acontecimientos específicos del Reino Unido se centraron en las expectativas de los analistas sobre la reacción del mercado a una victoria de Liz Truss. Esta mañana, la atención vuelve a centrarse en el consumidor británico y el impacto que la crisis del coste de vida está ejerciendo en el gasto en servicios. Según los datos de esta mañana, la confianza de los consumidores se mantiene cerca de mínimos históricos y los volúmenes de ventas minoristas se contrajeron un 0,1% intermensual en junio. Si bien la cifra general de ventas minoristas creció, ello se debe en gran medida a que la inflación está aumentando el valor de las ventas. Llos mercados digerirán los PMI preliminares para julio.