A la hora de elegir el nombre de marca para una empresa se puede usar personificaciones con los nombres o apellidos del fundador como Disney; descripciones, que indican exactamente a qué se dedica la empresa como Cartoon ; acrónimos, que son versiones abreviadas de nombres descriptivos, pero que emplean letras para acortar un título anterior como H&M; sugerencias, que son nombres que sugieren lo que una empresa es o hace como Uber; asociaciones, que reflejan las imágenes y el significado de la marca mediante el uso de palabras como Amazon; u abstracciones, que no tienen un significado intrínseco, sino que se basan en la fonética para crear nombres de marca potentes (KODAK, Sony, etc.).
Brandcrops, la agencia y consultora especialista en cultivar marcas y potenciar la creatividad de las mismas creando estrategias digitales, ha desarrollado una guía con los principales errores que se cometen al elegir el naming, así como consejos para no caer en ellos.
Cómo crear el nombre de una marca
Elegir palabras impronunciables
El naming hace referencia a los propósitos y valores de una compañía, y abarca tanto su posicionamiento en el mercado como su tono de voz. La recomendación general al elegir una palabra o expresión es que sea fácil de pronunciar y que no tenga connotaciones negativas.
Imitar a otras marcas
El nombre de la marca no debe imitar a otras. Al contrario, debe ser tan original que pueda diferenciarse mostrando una personalidad propia y que destaque los atributos de la empresa. Para ello es necesario analizar a la competencia y analizar sus estrategias de branding para poder observar sus virtudes y defectos.
No darle un significado
La denominación de la marca debe ser memorable, que el público pueda recordar durante años, de la misma manera que marcas como Clinex y Post-it han conseguido que su nombre forme parte del lenguaje cotidiano de muchas personas. Es necesario darle un significado para que así se pueda relacionar directamente el servicio o producto con el naming.
Limitar el nombre a un tiempo concreto
Un nombre no debe impedir a la empresa cambiar y crecer a través del tiempo. Es necesario pensar a largo plazo y que, aunque el nombre de la marca deba funcionar en el presente, que también sea capaz de vivir muchos años y que pueda evolucionar sin perder su esencia. Para ello, se debe desarrollar una estrategia de marca eficaz.
Elegir nombres largos
Los nombres de marca deben ser fáciles de pronunciar y deletrear para facilitar su reconocimiento y evitar crear frustraciones o molestias a la hora de transmitirlo. ¿La clave? Elegir nombres cortos, directos y con no demasiado número de sílabas. Debido a su carácter transversal, al elegir un nombre de marca también se debe tener en cuenta la URL, los iconos de Apps o su viabilidad en redes sociales como Instagram.
Limitar el nombre a una nacionalidad
Se debe pensar en cómo el nombre de la marca se leerá y traducirá en otros idiomas. Visto el carácter global del mercado ¿por qué renunciar a una futura internacionalización? Para ello se puede investigar potenciales asociaciones culturales para crear un nombre de marca perfecto con vocación internacional. Además, se puede traducir el naming en diferentes idiomas para asegurar que no pueda ser asociado a algo negativo en otro país y que la marca salga perjudicada. (¿Quién puede olvidarse del Mitsubishi Pajero?).