El fin de ese mundo unipolar dio paso a un nuevo orden mundial tripolar con tres potencias disputándose el control del mundo: Estados Unidos, China y Rusia. India es una cuarta potencia que busca participar en aquel festín y que se mueve entre las tres con autonomía y agenda propia, pero aún no muestra sus cartas. También han surgido otras potencias regionales que se están abriendo paso en sus esferas de influencias como Brasil, Turquía, Irán, Indonesia, Sudáfrica, Egipto y Nigeria, la cuales de la mano de los BRICS van a tener un fuerte protagonismo global.
Por un lado, Estados Unidos e Inglaterra, lideran las siete economías más desarrolladas de occidente. De allí la jugada de la anglofera de provocar con la OTAN, la guerra de Ucrania contra Rusia para quebrar a Alemania, la principal económica europea y de paso al resto de Europa y convertir a los países europeos en vasallos para conservar su hegemonía global.
Del otro lado, China, Rusia e India, lideran el bloque de las economías más desarrolladas de Asia y con los bloques geoeconómicos de los BRICS, la organización de Cooperación de Shanghai y otros controlan la mayoría de las económicas de Asia, África y América Latina. Un poder que tiene tambaleando a la hegemonía de Estados Unidos, que para afrontar su declive y enfrentar los resurgimientos imperiales de las potencias asiáticas. Su apuesta fue cambiar las políticas económicas neoliberales del consenso de Washington por el nuevo consenso de Cornwall, cuyo centro de batalla es la economía verde, las energías limpias y la transición energética.
En Davos sepultaron la globalización y con ella el modelo económico neoliberal del consenso de Washington y pusieron sobre la mesa el consenso de Cornwall y la agenda globalista 2030. Detrás de la política de la economía verde y la agenda 2030 están los emporios económicos de BlackRock, Vanguard y State Street, las movidas de multimillonarios como Elon Musk, George Soros y los Rothschild. La economía verde la llaman la cuarta revolución industrial, sustentada en siete prioridades en las políticas de desarrollo que aplicarán las potencias occidentales del G7 en los próximos años.
Es el un nuevo consenso para controlar el mundo, centrado el desarrollo de una agenda verde: energías limpias, prestamos verdes, transición energética, control de ecosistemas y riquezas naturales estratégicas. Una política que tiene como eje central la sustitución de los combustibles fósiles, el cambio climático y las energías limpias. El consenso de Cornwall encierra los intereses estratégicos y geopolíticos de las potencias occidentales, lideradas por Estados Unidos e Inglaterra para enfrentar el ascenso creciente de las potencias asiáticas: China, India y Rusia.
La economía verde es la nueva religión del poder occidental, una manera de Estados Unidos de sacudir de sus declinantes poderes imperiales y buscar mediante políticas ambientalistas frenar el paso del péndulo del poder global de occidente a Asia. Miran como una amenaza el resurgimiento de antiguos imperios como China, Rusia, India, Irán y Turquía. China y Rusia les llevan décadas en los avances en el control de las nuevas tecnologías, las energías limpias y quién controle las nuevas tecnologías tendrá la llave del control del mundo.