Hoy Kazajstán celebra el día de su Carta Magna. Pero la Constitución de Kazajstán tiene su antes y su después a partir del 5 de junio de 2022. Aquel día ocupará sin duda un lugar especial en los libros de historia de Kazajstán. En esa fecha, el país celebró un referéndum nacional sobre las enmiendas constitucionales destinadas a reforzar el papel del Parlamento, ampliar las oportunidades de desarrollo de los partidos, mejorar el proceso electoral y reforzar la protección de los derechos humanos y las libertades. El mundo occidental acogió con satisfacción tanto el contenido como el resultado del referéndum. Según datos oficiales de la Comisión Electoral Central de Kazajstán, el 77% de los ciudadanos que participaron en el referéndum se pronunciaron a favor de las enmiendas, que afectan a 33 artículos de la Carta Magna del país.
Este concepto se está tomando sus formas cada vez más reales en un Estado alejado de España en términos geográficos, Kazajstán.
Con el liderazgo del Presidente de Kazajstán, Kassym-Jomart Tokayev, el gobierno kazajo adaptó el programa que se titula “un Estado oyente”. Poco después el país más grande de Asia Central mostró al mundo sus pasos firmes para demostrar a su gente y a la sociedad internacional que no se trata de unas ordinarias palabras.
En el 2019 el pueblo eligió como Presidente de Kazajstán a un diplomático profesional, Kassym-Jomart Tokayev, que durante muchos años dirigió el Ministerio de Asuntos Exteriores, ocupó los cargos del Presidente del Gobierno y Presidente del Senado.
Una vez convertido en Jefe de Estado, Kassym-Jomart Tokayev no sólo anunció, sino que aplicó una serie de importantes reformas políticas, cuya importancia, en mi opinión, aún no se ha apreciado plenamente en la Unión Europea.
Sin embargo, nadie había adivinado hasta dónde estaban dispuestos a llegar los dirigentes kazajos en la transformación política de un país cuya importancia en términos económicos trasciende la de una potencia regional.
Las principales modificaciones de la Constitución son la ampliación de los poderes del Parlamento, la formación del Mazhilis (Cámara Baja) mediante un sistema electoral mixto, la reducción de la cuota presidencial en el Senado, la abolición de la pena de muerte, la posibilidad de que los ciudadanos recurran directamente al Tribunal Constitucional y la prohibición de que los familiares del Presidente ocupen altos cargos en el gobierno.
A partir de allí, el Presidente no será miembro de un partido político, y los Akims (jefes de regiones y ciudades) no podrán dirigir simultáneamente las organizaciones regionales de cualquier partido, lo que ayudaría en concentrarse en las actividades cotidianas y mejor el bienestar de su pueblo.
Al mismo tiempo, Tokayev declaró que las reformas políticas en curso deben ir en paralelo con las reformas económicas integrales destinadas a construir una economía verdaderamente de mercado, libre y competitiva.
Como señaló Tokayev, “tenemos que crear reglas de juego transparentes y justas en los negocios, erradicar todos los monopolios artificiales y poner una barrera fiable a la corrupción. Es necesario revisar la legislación, que ha contribuido a la concentración de los recursos económicos del país en manos de un pequeño grupo de personas y les ha proporcionado excesivas preferencias”.
El Presidente de Kazajstán habla de todo esto de forma directa y abierta, sin tratar de enmascarar los problemas del pasado, que deben ser abordados de forma efectiva.
Las empresas occidentales perciben con gran optimismo las reformas no solo económicos pero también los políticos de Tokayev, destinadas a democratizar, mejorar la democracia, el clima empresarial y de inversión, subrayando que es solo el comienzo de un largo camino.
Al mismo tiempo, la ajustada y equilibrada política exterior del Presidente de Kazajstán permite minimizar el impacto de las sanciones antirrusas en la economía del país, que puede crecer a finales de este año un 4,5%.
Resumiendo, en el mundo cuando los países intentan tapar sus oídos y ojos ante los desafíos, no está mal que por lo menos algún “Estado” sea “oyente”.