La economía británica se contrajo en julio más rápido de lo previsto, lo que está lastrando a la libra esta mañana. El PIB cayó un 0,5%, mucho más deprisa que la contracción del 0,2% que se esperaba, pero, como ha ocurrido a lo largo de este año, los factores puntuales desempeñaron un papel importante. Las huelgas y las condiciones meteorológicas han sido los principales responsables de la fuerte caída, aunque algunos temen que el impulso general de la economía siga siendo débil.
No estoy seguro de que los datos vayan a influir realmente en el Banco de Inglaterra la semana que viene. No con el telón de fondo de un crecimiento salarial tan fuerte, como se informó ayer. Los mercados están valorando ahora una subida de tipos en torno al 75%, lo que me parece excesivamente cauto, pero quizás las palabras de Bailey de la semana pasada sigan resonando en los oídos de los operadores.
El Gobernador y sus colegas indicaron que la discusión será más equilibrada de lo que la gente parece pensar, lo que sugiere que un mantenimiento está sobre la mesa este mes. Esto parece un poco exagerado en este momento y creo que las palabras probablemente están destinadas a un poco más adelante en noviembre, pero entonces no sería la primera vez que el Banco de Inglaterra nos ha sorprendido. Dicho esto, tampoco sería la primera vez que insinúan algo y no lo cumplen.
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