Por ejemplo, no se nos ocurre nada que pueda arreglar ni empeorar la debacle de la democracia española, entendida como democracia de libres, iguales y solidarios como consecuencia de las elecciones gallegas. Sea cual sea el resultado, seguirán iguales y con la misma dinámica los fundamentales de nuestra agonía. De hecho, son cada vez más los analistas, e incluso pensadores, que estiman que la recuperación de España se dará en el largo plazo puesto que parece que la dinámica actual sólo pueda acabar inevitablemente mal o muy mal en corto y medio plazo. ¡Ojo! Lo que no impide, incluso obliga, a seguir luchando desde este mismo minuto.
En cualquier caso, somos de los que pensamos (modestamente con Ortega y Gasset) que la ayuda de Europa, y concretamente de la UE, será indispensable para capear el temporal, disminuir los traumas y apoyar a los demócratas españoles. En este punto, un problema añadido es que ese gigantesco Patrimonio de la Humanidad que es la Unión Europea, también está mostrando sus fragilidades, sus carencias, sus problemas existenciales. De ahí que sea muy importante el voto de Junio 2024, con un ojo puesto en el futuro de España y otro en el futuro de la UE.
Y viene esto a cuenta esta semana porque si hablamos de los temas existenciales, radicales, de la UE, las otras elecciones importantes, las norteamericanas han aportado noticias interesantes: la apisonadora triunfal de Donald Trump en las “primarias” (caucuses) de Iowa y el abandono de su rival menos débil Ron de Santis. Las probabilidades de que el Señor Trump sea reelegido Presidente de los USA son ahora muy grandes, y aunque no lo consiguiera, la campaña y el sentir de muchísimos votantes americanos arrastrarán al Partido demócrata a adoptar una visión de la política internacional con un análisis muy desagradable pero muy certero: el multilateralismo se ha quedado reducido a testimonial y la evolución de un planeta muy globalizado técnicamente se basará, como siempre, en la relaciones de poder entre las entidades políticas dominantes. Y, hoy en día, por la evolución de las tecnologías en todos los campos, por las dificultades permanentes de financiación de las estructuras fundamentales de poder, por la evolución demográfica incluso, las entidades políticas que pintan algo son los Estados Continente: USA, China, Rusia, pronto India…países con una gran disponibilidad de territorio y de capital humano, resilientes a crisis y aislacionismos. ¿Y la UE? Pues ha perdido el paso, sin duda, porque no es una unidad política con capacidad de voz única en los temas fundamentales de la geopolítica. Pero puede que aún esté a tiempo de reforzarse. Es decir que en junio puede que Europa se esté jugando el convertirse en un Estado continente en algunos aspectos o en un caleidoscopio de nacioncillas sometidas a lo que se decida en Beijing, Moscú o Washington…
No les extrañe que vuelva a menudo a charlar con Uds. de la UE en peligro (es decir España en peligro) El que avisa no es traidor.