De forma similar, el castellano debe ser lengua vehicular para toda España, sin que eso impida que las lenguas regionales lo sean también en sus propios territorios. La Constitución de la República de 1931 decía literalmente en su artículo 50, “Las regiones autónomas podrán organizar la enseñanza en sus lenguas respectivas, de acuerdo con las facultades que se concedan en sus Estatutos. Es obligatorio el estudio de la lengua castellana, y ésta se usará también como instrumento de enseñanza en todos los centros de instrucción primaria y secundaria de las regiones autónomas. El Estado podrá mantener o crear en ellas instituciones docentes de todos los grados en el idioma oficial de la República. El Estado ejercerá la suprema inspección en todo el territorio nacional para asegurar el cumplimiento de las disposiciones contenidas en este artículo”
¿En qué cabeza cabe que se pretenda excluir, de diversas regiones de España, una lengua hablada por 600 millones de personas? ¿Cómo podemos explicar a nuestros hermanos hispanoamericanos que su lengua, propia desde hace 500 años, no es válida para que sus hijos estudien en diversas regiones de España? ¿Qué dicen en Francia cuando se les cuenta esto? “Ces espagnols sont fous!!!” Y lo mismo dicen en todos los países de Europa.
Si queremos lograr la Convivencia Pacífica que propugna la Constitución de 1978, estos dos pilares Plan Hidrológico y Español Lengua Vehicular son irrenunciables. Esperemos que el PP, VOX y el nuevo partido socialdemócrata que sustituya al actual PSOE, lo apoyen sin ambigüedades.
España debería jugar un papel mundial como modelo de integración y convivencia interregional, internacional e interracial, pero sin esos dos pilares irrenunciables haremos el más completo de los ridículos y deberemos olvidarnos del objetivo de contribuir a un mundo mejor.