Presenta el libro en el restaurante El Rincón de Thiago (calle Ramonet, 14), justo el mismo día en el que habrá un acto de Vox. ¿Quién provoca a quién?
Pues no se trata de ninguna provocación por ninguna de las partes. Cada vez creo más en las sincronicidades. Esta presentación la llevamos trabajando desde marzo, y fue hace un par de días cuando supimos que ese mismo día, unas horas antes, hay un acto de Vox. No me preocupa en absoluto, una demostración más de que Vox no es un partido fascista es que no hay ningún peligro por celebrar un acto de crítica a ese partido justo al lado de ellos y cerca de su sede de Bambú. Ellos mismos nos han dicho que podemos estar tranquilos. Más peligro correríamos si hiciéramos algo similar junto a separatistas vascos o catalanes.
«Yo estoy en política de manera temporal. Pero ser profesor universitario desde hace casi 30 años lo llevo en la sangre. No daría ningún discurso que pusiera en tela de juicio mi trayectoria académica»
Su crítica a Vox no parece entonces muy contundente.
Sí que lo es. Pero soy analista político ante todo y acusarles de fascistas es no tener ni idea de Ciencia Política. Yo estoy en política (he vuelto ahora con Cree) de manera temporal. Pero ser profesor universitario desde hace casi 30 años lo llevo en la sangre. No daría ningún discurso que pusiera en tela de juicio mi trayectoria académica.
¿Qué es Vox entonces?
Yo tuve en el doctorado un profesor de Ciencia Política, que acabó en la órbita de Podemos, que decía algo muy elocuente: «La historia se debe juzgar por loque fue, no por lo que pudo haber sido». Vox podría haber sido una especie de UPyD a la derecha, un partido de ‘cabreados’ sensatos. Pero es un partido que se construyó a la derecha de un Partido Popular descafeinado con Mariano Rajoy, que se situaba más o menos en el espacio de Jose María Aznar, pero que en medio año expulsó a su sector liberal-conservador y se impuso un cesarismo cada vez más alineado con la derecha radical (que no fascista) y adoptó todo el discurso trumpista. Pasó de simplemente criticar que Rajoy se quedara de manos cruzadas cuando Europa manda liberar etarras y que subiera los impuestos, a asumir la teoría del gran reemplazo y obsesionarse con la inmigración, negar la violencia machista y el cambio climático.
Y además de ese cambio de discurso, introduce e sus listas a gente proveniente de organizaciones ultras como Fuerza Nueva o España 2000, y hasta de neonazis como MSR o Democracia Nacional. Además de diferentes grados de influencia de la sociedad secreta El Yunque, según el momento.
Aunque, con todo ellos, lo peor para mí en el Vox actual no es solo su deriva ultra, sino que es un chiringuito construido para mantener un alto nivel de vida a unos pocos dirigentes. Es una estafa hasta para sus propios correligionarios.
«Abascal es un claro ejemplo de hombre-chiringuito, mamando de la teta del PP hasta pasar a tener su propia teta»
¿A qué se refiere?
El partido antisubvenciones crea una fundación, un think tank, un sindicato y compra un periódico. Todo un holding donde además las empresas de algunos de los principales dirigentes de Vox facturan al partido. Santiago Abascal ya se ha reservado la presidencia vitalicia de la Fundación Disenso (por cierto, de nombre idéntico a la asociación universitaria de Bases Autónomas, el partido nacional-revolucionario —neonazi, para entendernos— más activo en los años 90) para cuando no lo quieran de presidente de Vox. Abascal es un claro ejemplo de hombre-chiringuito, mamando de la teta del PP toda su vida laboral (salvo tres años) hasta pasar a tener su propia teta. Y él, que como todos los populistas tiene mensaje anticasta, ha repetido lo que ya hicieran Pablo Iglesias y Albert Rivera, comprarse un casoplón, compartir el ocio con gente más chic... Eso no lo hace nadie que gane 100.000 euros durante cuatro años, sino quien sabe que puede agarrarse a ese sueldo casi de por vida.
«He escrito este libro como analista político, no como político»
Usted es miembro de un nuevo partido, de Cree. ¿Qué credibilidad puede tener un libro contra Vox escrito por un dirigente de otro partido?
No es exactamente un libro contra Vox. Habrá algún lector que se quedará horrorizado con mi primer capítulo, y quizá no siga leyendo, o incluso lo ojee en la librería y ni lo compre cuando lea que comienzo por «Lo que me gusta(ba) de Vox». De sus 100 puntos famosos tomé el ejercicio de ver con cuántos coincidía y lo hacía con 79, aunque algunos de esos 21 de no coincidencia eran demasiado importantes como para poderles apoyar, si quiera en sus inicios.
Otros lectores se fijarán más en mis críticas a un partido «de derecha democrática» y me tildarán de comunista (y hasta masón me han llegado a llamar, que ya es para partirse de risa, a mí que no me gustan porque tienen apariencia ultraconservadora —hasta medieval— pero con unas ideas anticlericales que no comparto).
En cuanto a mi credibilidad, ya he dicho que doy más importancia a mi carrera académica que a la política, que la considero de paso. De nuevo aportaré un tiempo, y me iré dejando paso a otros. Pero además este libro está escrito entre junio y agosto de 2023. Yo conocí a Edmundo Bal a mediados de septiembre. Cuando escribí el libro no tenía ni idea de que unos meses después iba a fundar un partido e iba a estar en reuniones de la dirección nacional. Es un libro escrito como analista político, no como político. De hecho, ahora, entre mi trabajo profesional y Cree, no tendré tiempo para escribir en un buen tiempo.
«Abascal es un claro ejemplo de hombre-chiringuito, mamando de la teta del PP hasta pasar a tener su propia teta»
A Vox lo sitúa en la derecha radical. ¿Dónde sitúa a Cree?
Cree está en el centro sin complejos. Hay quienes sostienen que el centro no existe. Claro que existe, pero no es ser un día de izquierda y otro de derecha. O ser casi siempre de centro-derecha, como suele pasar. El centro es escoger lo mejor de la izquierda y lo mejor de la derecha. El fundador de la Falange decía con razón que «la izquierda se empeñaba en destruirlo todo, hasta lo bueno; la derecha en conservarlo todo, hasta lo malo». ¿Y si destruyéramos lo malo y conserváramos lo bueno?
«En Cree puedo hablar sin corsé impuesto por el equipo de Comunicación. La Comunicación de Cree la tengo como mi aliada, en mis experiencias anteriores eran mis censuradores»
¿Qué diferencias ve en Cree respecto a sus anteriores experiencias políticas en UPyD y Cs?
Bueno hay políticos que se han ido cambiando de partidos, pero también de ideas. El caso de Toni Cantó, que empezó como progresista en UPyD, que se fue escorando hacia la derecha en Cs y que acabó en un chiringuito ad hoc en la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso y hasta en una televisión del entorno de Vox. O Juan Carlos Girauta que ha pasado por PSC, PP, Cs y Vox.
Mi caso es muy diferente. Siempre he estado en un espacio político transversal, socialdemócrata en cuestiones de índole social y cooperación al desarrollo, socioliberal en materia económica y profundamente intolerante con la intolerancia nacionalista y cualquier clase de terrorismo. Y además creyéndome de verdad que se puede luchar contra la oligarquía de hierro en los paridos de políticos. No me he movido de ahí. Los partidos en los que milité son los que se movieron de su sitio, y cuando la separación de mis ideas era grande me marché a mi casa.
En Cree, para empezar puedo hablar libremente, sin corsé impuesto por el equipo de Comunicación. Esta entrevista no ha pasado el filtro de Cree, por ponerle un ejemplo. La Comunicación de Cree la tengo como mi aliada, en mis experiencias anteriores, sobre todo en la última, eran mis censuradores.
Le podrán decir, «claro como ahora está en Cree, ahora habla bien, pero verás en unos años»…
Yo nunca había militado en política, hasta que entré en 2007 en UPyD recién fundado. Fue super emocionante estar en su acto de presentación en la Casa de Campo. Cuando me fui en 2013, fue porque estuve muy decepcionado.
Cuando entré en Cs seis meses después de mi marcha de UPyD (no salté de uno a otro, como muchos hicieron) no voy a negar que recuperé la ilusión por la política. Pero no era lo mismo. Nada como la primera novia. Pero la ilusión en Cree de verdad que es mayor que la que tuve en 2007. Quizá porque ya no es como mi primera novia, sino como mi esposa, el lazo es mucho mayor. Soy fundador, tengo una responsabilidad, que sin ser exactamente miembro de la dirección nacional, sí formo parte de las reuniones de ese órgano.
Y un detalle que muestra que no digo esto por ser mi partido de ahora sino porque me lo creo. A Jose Manuel Villegas el día que le conocí le llegué a decir que me preocupaba el escaso nivel que veía dentro (lo comparaba con el alto nivel de la formación magenta). Ahora estoy coordinando el programa de Cree para las Elecciones Europeas. Las propuestas nacen de las comisiones que tiene la plataforma Nexo (el embrión de Cree). Me he quedado gratamente sorprendido del nivel que han mostrado los miembros de las comisiones. Y se ha trabajado sin egos. Y lo han hecho altruistamente en todos los sentidos, nadie ha cobrado, y nadie lo hizo pensando en ningún premio. Pero en Cree trabajamos de forma diferente, la lista a las Europeas no estará formada por super estrellas mediáticas, sino por quienes están trabajando en el proyecto. Muchos de los que han hecho sus propuestas se han sorprendido cuando les hemos pedido ser incluidos en la lista. Y han aceptado por el honor que es ir en esta candidatura, no porque piensen en que van a salir con un super sueldo de eurdiputado; somos realistas y sabemos a cuántos diputados podemos aspirar.
«En la lista de Cree a Europa no habrá nadie de relleno, todos podrían ser números 1»
¿Entonces se presentan seguro a las Europeas?
Sí. Y además puedo asegurar que en nuestra lista no habrá nadie de relleno, todos podrían ser números 1. No hay más que ver sus currículos, catedráticos, una experta en lucha contra el blanqueo de dinero, ingenieros, abogados, directivos de empresa, una alta directiva en banca, una experta en certificación de normas ISO, algunos activistas sociales…
¿Y creen que entrarán?
Somos muy realistas y sabemos que partimos desde una posición muy desventajosa. Presupuesto mucho menor que otros partidos, no entramos en espacios publicitarios gratuitos, aún nos conoce poca gente… Pero donde vamos con nuestro discurso cala. Hemos tenido entrevistas por radio que a la vez que hablábamos, en las redes sociales la gente iba diciendo que ya tenían su voto. Recuerden un anuncio de una marca de cerveza que rezaba «Donde va triunfa», y esa marca se comió buena parte del mercado. Así será Cree. Nuestro objetivo para Europa es entrar, no nos conformamos solo con un buen resultado. Algunos políticos de renombre que no están con nosotros nos dan incluso más escaños, pero nosotros somos muy prudentes en nuestros cálculos.
¿Y si no entran, dejarán de ‘creer’?
Pues esto es un maratón, no 100 metros lisos. Creemos que en Europa se puede, entre muchas otras cosas que afectan a la ciudadanía, parar la amnistía y por eso es muy importante que la gente no vote al Ruiz-Mateos de turno, sino con un voto meditado. Pero si no llegáramos a entrar, nuestro trabajo por supuesto no termina ahí, solo estamos en el principio de un largo camino por cambiar incluso la forma de hacer política. Algo que tenía que ser normal en política, pero que es excepcional, nosotros no mentimos.