No habíamos reparado en que ‘Ms. Sosténebol’ tenía en barbecho un talento académico que bien hubiese sido merecedor del Nóbel (¡una visionaria, una pionera!), y que su socio/padrino/protegido (la investigación penal terminará de fijar la adecuada etiqueta) era un portento en el mundo de la empresa, digno de comparecer encaramado en lo alto de la lista Forbes (¡cómo no lo vimos venir!).
Lo que según las reacciones iracundas y totalmente injustificadas -mera farfolla- de Sánchez y los socialistas eran bulos, van camino de convertirse en una montaña de indicios sólidos y fundados, acumulativos y graves, que son los que por su perfil terminan rellenando los expedientes en la jurisdicción criminal para quebradero de cabeza de los procesados.
Ya casi se ha apagado la capacidad de reacción, las excusas, los pretextos, las agresiones… las mil formas con las que la tropa del inquilino de La Moncloa (incluidas las descacharrantes misivas de éste) ha pretendido echar agua fría sobre el fuego de lo que ha podido ser una operación de enriquecimiento rabiosamente ilícita.
Las cartas están marcadas. El Poder Judicial (a cuyos funcionarios los acólitos del autócrata llevan tiempo sin mostrar el más mínimo respeto) está haciendo su trabajo no con valentía o arrojo sino, simplemente como en las democracias y en el marco del Estado de Derecho debe acometerlo: desde la independencia y la integridad, y la simple y llana práctica profesional, sin consideraciones ulteriores o accidentales.
Veremos cómo y cuándo termina esta pesadilla para los presuntos corruptos (y si lo hace con buen final para los ciudadanos, auténticas víctimas de estos abusos). Pero lo que empezó para los del puño y la rosa como una ‘broma pesada’ impulsada por la ultraderecha va tomando para ésos (los del puño y la rosa) una deriva caótica. Y ya se sabe lo que termina sucediendo cuando ‘la teoría del caos’ cae y se materializa sobre la realidad: “Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió”. ¿Estamos ante el principio del fin de la dinastía sanchista?
Si (
No(
