El segundo propósito de amarrar el pacto, y este es más político, era instalar a Illa y el PSC al frente de la Generalidad catalana. Se había convertido prácticamente en una obstinación. Bien, pero este nombramiento, y sus detalles procedimentales y el discurso del filósofo Illa tienen también su propósito. Desde luego no es, en absoluto, acabar con el “prucés”, antes al contrario, la dinámica separatista ha dado un salto de gigante. El verdadero objetivo es remachar que el proceso separatista lo va a pilotar en esta fase el PSC. Nada se ha dejado al azar. Por ejemplo la obscena ausencia de la bandera de la Nación española de la ceremonia de entronización del mayor representante del Estado español en Cataluña Hispana. Por cierto, el nivel de representación de las autoridades del Gobierno de “toda España” en dicha ceremonia fue mínimo “minimorum” , como si no fuera con él… También hemos de subrayar que “Salvador” Illa (¿pertinente nombre de pila?) locutó TODO su discurso en catalán.
El máximo representante del Estado en una región dónde la lengua mayoritaria sigue siendo el español…No tiene desperdicio. Si a esto unimos el contenido esencial del discurso, recortándole los detalles populistas habituales sobre servicios públicos, convivencia, prosperidad y otras fruslerías, podremos darnos cuenta que lo que estaba haciendo era establecer que la Cataluña hispana es una Nación, dentro de una surrealista e inventada Nación de naciones; que la llevará a un monolingüismo agresivo contra el español y que es merecedora de todo tipo de privilegios del Estado español hasta que llegue su separación de “jure” del resto de las naciones de España. El ahora “President” Illa ha prometido por lo más sagrado que cumplirá el pacto íntegramente. Y así perfeccionaría las “cesiones” que no ha tenido más remedio que conceder el Gobierno bipartito PSOE-Sumar para seguir evitando a este desnortado país que caiga en las garras del “fascio” militante.
Modestamente, nuestra convicción es que eso es incierto, no creemos que sean cesiones en absoluto, sino objetivos propios del PSC, y por ende del actual PSOE Sanchista. Son hitos indispensables en la confederalización asimétrica de España que persiguen a corto plazo separatistas declarados y protoseparatistas disimulados. A medio plazo, adivinen. Y este es el objetivo esencial del pacto antedicho. Es evidente que esa “transformación” de España no podría llegar de la mano de Partidos regionales y separatistas, se necesita y necesitará del acuerdo de un Partido de masas que pueda controlar muchas instituciones y cambiar leyes nacionales. Y el PSC está asegurado de ese apoyo, por eso necesita Sánchez que esté en la Generalidad.
Discutir si el proyecto y el método son constitucionales, en la presente situación y coyuntura, suena a chufla cansina y a vano debate bizantino. Tenemos lo que tenemos.