Pero sí se pueden entender, ya lo creo, por rabiosamente desatinadas que sean y, por ende, dañinas para España, porque dañino es que exista una oposición sin agallas ni voluntad de controlar férreamente a un gobierno en una deriva irrefrenablemente autoritaria.
¿Cómo es posible que el PP descarte por completo citar a Begoña Gómez en la comisión de investigación del Senado que versa, precisamente, sobre el esclarecimiento de los hechos ilegales que rodean y afectan, de lleno, a esta presunta corrupta, a esta imputada? ¿Entiende el PP que la comparecencia de Begoña quedaría reducida a un plano familiar, privado, incluso íntimo? ¿Es consciente el PP de cuál es la opinión y la posición de sus bases (sus militantes y votantes) cuando desde las ‘alturas’ decide ‘no mojarse’, precisamente cuando más razones hay para hacerlo? ¿No le parece al PP justificado que la mujer del presidente del gobierno explique en la sede de la soberanía popular y nacional por qué, presuntamente, ha corrompido las instituciones del Estado, empezando por la que preside su marido?
¿Qué gana el PP dando satisfacción a los deseos de los socialistas y del poder ejecutivo precisamente cuando los socialistas y el poder ejecutivo más están hasta las trancas de fango? ¿Le parece poco motivado al PP que acuda a dar la cara ante los españoles quien ha utilizado la Moncloa no como casa (lo que sería propio de una ‘primera dama’) sino como epicentro de una presunta trama de tráfico de influencias y corrupción en los negocios?
Apenas hace horas, hemos conocido que Begoña Gómez plasmó en una memoria de su totalmente regalada y presuntamente corrupta cátedra que tenía 248 alumnos cuando a uno de sus profesores le constaban 15. Pero da igual, por lo visto para el PP, que esta señora explique ante el conjunto de los españoles, con luz y taquígrafos, no escoltada por un Ejército ni metida a escondidas en el sótano de una sede judicial, por qué ha procedido de manera presuntamente corrupta, también, con una institución como la Universidad pública española.
Los complejos del PP son eternos y siempre llegan en el peor momento. Lo más injusto es que tengan como primeros damnificados a los millones de españoles que votan esas siglas y aspiran a sentirse defendidos y representados por ellas. Lo más deplorable es que la plasmación de esos complejos constituya una ofensa, en escenarios clave, para los ciudadanos que entienden que la corrupción hay que atajarla sin reservas, sin tregua… y sin bipartidista pasteleos.
Si (
No(
