La normativa que regula las instalaciones deportivas municipales establece que la piscina cubierta está destinada prioritariamente a la práctica de la natación, y que la indumentaria debe ser ajustada al cuerpo para garantizar la seguridad de todos los usuarios. En situaciones de emergencia, según el texto oficial, el burquini podría suponer un obstáculo para la rápida intervención de los socorristas.
El Ban recuerda que es obligatorio el uso de bañador, gorro y zapatillas específicas, y que la entrada al recinto implica la aceptación de estas condiciones. Además, apunta que se han recibido varias quejas de usuarios relacionadas con el cumplimiento de la normativa, lo que ha motivado la estricta aplicación del reglamento.
El documento también detalla que los socorristas tienen la potestad de velar por el cumplimiento de las normas y de prohibir el uso de cualquier material o indumentaria que pueda afectar a la seguridad colectiva.
Con esta acción, el consistorio de Ripoll abre un debate que podría trasladarse a otros municipios. Orriols, en su mensaje, hace un llamamiento directo al resto de alcaldes catalanes para que consideren adoptar la misma decisión en sus municipios.
La medida llega en un momento de debate abierto sobre la convivencia, las normas de uso de espacios públicos y el equilibrio entre derechos individuales y seguridad colectiva. El Ban, firmado por la alcaldesa, deja constancia oficial de la prohibición expresa del burquini dentro de la piscina municipal cubierta de Ripoll.