La llegada del verano supone el desembarco por todas las vías posibles de millones de turistas en España. Según los datos más recientes, se prevén más de 42 millones de visitantes. Todo un empujón económico para el país que, sin embargo, también obliga a realizar una inversión para controlar su impacto. Un año más, las diferentes tecnologías del mercado se aplican para reducir los perjuicios del turismo masivo. Desde la Inteligencia Artificial hasta la monitorización y los gemelos digitales.
Estas tecnologías potencian las Smart Beaches y las Smart Cities. Playas y ciudades inteligentes donde se obtienen datos en tiempo real para reducir el impacto del turismo en el medioambiente y en los servicios públicos. Sobre todo en tiempos de la IA, cada vez más relevante en las administraciones. Según datos de Pandora FMS, su uso en las empresas ya ha aumentado un 2% hasta el 11,4%, aunque no se cumplirá el objetivo del 25% este 2025.
“La IA requiere de un sistema IT adecuado para procesar tal cantidad de datos que en muchas ocasiones no se tiene. Sin embargo, todas las empresas deben tener claro que la tendrán que adaptar”, subraya el especialista. “Ya hasta la ciberseguridad depende de la IA, lo que indica que no hay otra opción que incorporarla y gestionarla”, explica Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS y especialista en gestión IT y seguridad.
España lleva años aplicando estas tecnologías a la hora de gestionar la temporada turística. Por ejemplo, Baleares cuenta con la novedad de un gemelo digital que permitirá monitorizar el control de aforo de las playas y medir el ciclo del agua en zonas costeras. En zonas de País Vasco y la Comunidad Valenciana, a través del sistema RESAC-OFF, se controlará con IA el movimiento de las corrientes del mar y su fuerza, reduciendo así el riesgo de ahogamientos en las playas. Y Andalucía, sin ir más lejos, usará la IA para controlar más de 800 playas y 1.000 kilómetros de litoral para asegurar el buen estado y la sostenibilidad de las diferentes playas de la comunidad.
Proyectos que se suman a los de otros años. En España ya se han usado drones e IA para controlar a bañistas y poder reaccionar ante emergencias en el agua. También se han monitorizado playas para gestionar la calidad del agua o ver qué horas son críticas en cuanto a aforo, controlando así el impacto en parajes naturales. Incluso en Canarias se monitorizan arenales para observar la evolución y el desgaste de dichos entornos.
“España es uno de los destinos turísticos más importantes de todo el mundo y la inversión en este tipo de tecnologías va a ir a más”, explica Lerena. Incluso en País Vasco, mediante el sistema Kostasystems, se monitorizan a través de un sistema de videométrica la evolución e impacto que tiene la afluencia de gente en las playas y parajes naturales.
Otra de las claves de las ciudades inteligentes está en los servicios públicos y en las diferentes administraciones. El aumento de población de manera puntual implica un mayor desgaste de servicios como el de la seguridad ciudadana o la Sanidad. Por ello, los diferentes sistemas de monitorización que se aplican permiten calcular los flujos de personas y qué servicios pueden ser más demandados.
“En España es cada vez más habitual que se apliquen modelos de Smart Cities, especialmente en zonas muy turísticas. Y para ello son necesarios sistemas de monitorización que cotejen todos los datos y permitan analizar qué situación se está viviendo”, cuenta Lerena.
Mediante este tipo de herramientas tecnológicas, que entre otras cosas pueden analizar la entrada de coches a una ciudad o el tránsito por alguna avenida principal, las administraciones obtienen métricas y cálculos que permiten aproximarse a una cifra de cuánta gente está presente en la zona. De esta manera, se prevén los diferentes escenarios y se evita un colapso de los servicios.