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ACUERDO DE PAZ

Un acuerdo histórico entre Azerbaiyán y Armenia que busca la Paz, la Cooperación y la Prosperidad en el Cáucaso Sur

Un acuerdo histórico entre Azerbaiyán y Armenia que busca la Paz, la Cooperación y la Prosperidad en el Cáucaso Sur
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  • Por Carlos Uriarte Sánchez, Presidente de Paneuropa España y Vicepresidente de la Sociedad Europea Coudenhove-Kalergi

sábado 27 de septiembre de 2025, 10:32h

El 20 de septiembre Azerbaiyán celebró el Día de la Soberanía Nacional que conmemora las medidas antiterroristas locales. Los días 19 y 20 de septiembre de 2023, en menos de 24 horas fue realizada la operación antiterrorista estas para desarmar los restos de las fuerzas armadas de Armenia, liberar completamente la región de Karabaj de Azerbaiyán, restableciendo con ello la soberanía y el orden constitucional de la República de Azerbaiyán – hechos que suponen un triunfo del Derecho Internacional y la justicia. Además, el 27 de septiembre Azerbaiyán conmemora el Día del Recuerdo en el que rinden homenaje a los que dieron su vida por la restauración de la integridad territorial del país.

El 8 de agosto tuvo lugar un importante encuentro en Casa Blanca entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Azerbaiyán, Ilhám Aliyev y el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, para establecer un acuerdo de paz entre estos dos últimos estados. Ambos han acordado un pacto sobre la reapertura de las comunicaciones entre estos.

En este sentido, es importante que contextualicemos para poder comprender mejor qué ha ocurrido realmente y cómo ha sucedido. Fue a comienzos de la década de 1990 cuando la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) colapsó, esto tuvo como consecuencia que numerosos ciudadanos del Cáucaso Sur (de Armenia, Azerbaiyán y Georgia) se encontraran felices, pues tras siete décadas de ocupación habían conseguido la tan anhelada independencia. En este nuevo período, los habitantes tenían la esperanza de conseguir la prosperidad y la paz. Sin embargo, esto no fue posible debido a ciertos conflictos de carácter violento y la pretensión de Moscú de continuar influyendo en el devenir de las nuevas naciones que acaban de restablecer su independencia. Por un lado, en Georgia, empezaron a surgir movimientos separatistas que tenían una tendencia agresiva apoyados por Rusia, que culminarían con la ocupación por parte de Rusia de Osetia del Sur y de Abjasia. Por otro, Azerbaiyán tenía que combatir la invasión que estaba sufriendo por parte de Armenia. Esta última, con el apoyo ruso consiguió ocupar el 20% de la extensión del territorio azerbaiyano en dos años, esto es, la región de Karabaj y siete distritos adyacentes, fue ahí cuando tuvo lugar la Primera Guerra de Karabaj, entre los años 1992 y 1994. En 1994 se declaró un alto el fuego.

Armenia usó a la población originaria de su país, pero que vivía en Azerbaiyán, como la razón para realizar la ocupación. Esta se fundamentaba en que todo era una lucha por la autodeterminación de una minoría. A pesar de los numerosos intentos de exhortar la retirada de las fuerzas de ocupación a través tanto de resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de 1993 (las resoluciones 822, 853, 874 y 884) como de diversos documentos internacionales, Armenia no obedeció. Causando así el desplazamiento de 700.000 personas y el asesinato de miles de civiles azerbaiyanos. Al ganar la primera guerra, Armenia siguió ocupando dichos territorios durante tres décadas.

Cabe destacar que el alto el fuego no puso fin a la agresión armada contra Azerbaiyán. Desde 1994, Armenia ha continuado la ocupación ilegal de territorios azerbaiyanos. Además, el alto el fuego fue seguido por numerosos episodios de uso de armas de fuego contra militares y civiles azerbaiyanos, así como por el uso de otros métodos no convencionales, como la liberación intencional de agua de embalses en los meses de invierno o la quema de plantas para dañar a la población civil azerbaiyana. Las principales ofensivas de las fuerzas armadas de Armenia contra Azerbaiyán ocurrieron en abril de 2016, julio de 2020 y septiembre de 2020. El último episodio, en septiembre de 2020, desencadenó la guerra que duró 44 días, la Segunda Guerra de Karabaj, que terminó el 10 de noviembre de ese mismo año con la liberación de los territorios azerbaiyanos ocupados por Armenia.

Todo este conflicto tuvo como efecto la modificación de la situación geopolítica del Cáucaso Sur, minimizando la influencia que Rusia ejercía y fortaleciendo ambas independencias, la de Armenia y la de Azerbaiyán. Cabe destacar que a pesar de que Azerbaiyán logró recuperar sus territorios, estos ya no estaban como antes, pues Armenia había destruido asentamientos, robado la riqueza, deforestado bosques y colocado alrededor un millón de minas terrestres. Como única solución Azerbaiyán destinó miles de millones de dólares en quitar las minas y en volver a construir dichos territorios. Sin embargo, eso no fue suficiente, dado que tendrá que destinar 25.000 millones en desminar todo lo que queda, proceso que durará al menos 30 años. Asimismo, Azerbaiyán ha comunicado que se negará a firmar un acuerdo de paz si se mantienen las reivindicaciones territoriales establecidas en los documentos constitucionales de Armenia. En este tema la opinión pública tiene gran importancia pues el próximo año se celebrarán elecciones parlamentarias en el país, y es importante, tener en cuenta que tanto los grupos de la oposición, rechazan el tratado de paz. Es por ello fundamental que el gobierno liderado por el primer ministro Nikol Pashinián ganen estos comicios para poder llevar a cabo la firma definitiva del tratado de paz con Azerbaiyán, y este, pueda ser realmente implementado es necesaria la reforma de la constitución armenia. Así mismo, está previsto que se celebre en 2026 un referéndum en Armenia que ratifique el acuerdo alcanzado y la acnadieptación de las actuales fronteras evitando así una posible reclamación posterior que intente revertir la situación actual y que debe de ser asumida por el pueblo armenio como necesaria para la consecución de una paz que sea duradera y definitiva en el tiempo.

Por otro lado, Armenia ha considerado la posición de Rusia en este asunto como una traición y ha buscado reorientar su política exterior en un contexto de gran incertidumbre como el actual hacia la Unión Europea. Si este deseo de paz, mostrado por Pashinián es cierto, y el sentimiento mayoritario del pueblo armenio es formar parte de la Unión Europea como objetivo nacional al ser un Estado de marcada tradición europea en cuanto a valores y cultura compartida, el apoyo al primer ministro Pashinián será un termómetro decisivo para medir si esta senda es posible o si esta no es real.

En el caso de Azerbaiyán, su tradicional política pragmática y multivectorial que tanto éxito a nivel político y económico le ha dado hasta el día de hoy diversificando sus socios y presentándose como un país no alineado pero perfectamente integrado en la comunidad internacional comprometido plenamente con el respeto al derecho y al orden internacional convirtiéndose, de esta forma, en un socio serio y fundamental en el campo energético para la Unión Europea y como un motor estabilizador regional y de conexión entre Asia Central y Europa convirtiendo el Cáucaso Sur en un espacio de tránsito seguro en los campos de la energía y del comercio en general.

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