Para ello, no basta tener conocimientos básicos sino contar con un asesor que conozca los mercados, las reglamentaciones locales, los riesgos específicos o incluso los trámites de origen a destino.
“Cuando de esto nos encargamos, permitimos que nuestro clientes se centren en su propio negocio, en la venta, en el márketing, en el producto. Del resto, nos encargamos nosotros” explican desde Ledesma International.
Cambios legislativos recientes que complican el proceso
La normativa aduanera y de importación/exportación está sufriendo transformaciones considerables. Basta echar un vistazo a los cambios del sistema ICS2 que se aplica por carreteras para importar a la UE ya que, la AEAT ha ampliado los datos que deben presentarse antes de que lleguen a destino las mercancías.
Además, la UE ha aprobado una actualización del Código Aduanero de la Unión (CAU) que entrará en vigor de forma escalonada entre 2025-2026, con declaración electrónica obligatoria, nuevos controles de trazabilidad y alcance ampliado de mercancías bajo vigilancia.
“Solo en 2023 se registraron más de 1100 normas nuevas o modificadas que afectan al comercio, lo que demuestra la complejidad del sector comercial” explican desde el despacho de exportación e importación.
Estos cambios implican que una empresa que no tenga actualizado su conocimiento o asesoría puede enfrentarse a retrasos costosos o incluso a que se le impida importar/exportar determinados productos.
Peculiaridades de distintos mercados
Además de conocer la norma comunitaria, dependiendo del mercado, hay peculiaridades que, sin conocerse, pueden suponer un problema con los proveedores o clientes.
Para ilustrar esto, basta dos detalles:
- Japón: Aunque la UE y Japón tienen un Acuerdo de Asociación Económica que elimina la mayoría de los aranceles entre ambos, en la práctica Japón exige requisitos técnicos y fitosanitarios estrictos para productos agrícolas o alimentos importados: por ejemplo, instalaciones certificadas, aditivos permitidos, etc.
- Brasil: Para importar al mercado brasileño se requiere una licencia RADAR (dependiendo del volumen/líneas de importación). Esta peculiaridad muestra que un país emergente no es simplemente “mismo papeleo” que Europa.