“Reducir el gramaje para esconder subidas de precio se ha convertido en un recurso habitual, y no es casualidad”, explica Luis Cañada, CEO de FITstore. “Con una inflación persistente, materias primas más caras y costes operativos en aumento, muchos fabricantes recurren a la reduflación como fórmula discreta para encarecer sus productos sin elevar el precio final de forma evidente”.
Cuando menos es menos: el engaño del formato
Lo que hace apenas una década eran tabletas más generosas hoy se presentan en formatos más pequeños. El resultado: un producto con menor cantidad y un coste efectivo mayor para el consumidor. “En muchos casos se está vendiendo menos por un precio relativo más alto, sin una comunicación clara de ese cambio”, señala Cañada. “Nuestro análisis muestra que el precio por kilo ha aumentado de forma notable. El consumidor puede no percibirlo de inmediato porque el envase es similar, pero el impacto se siente en su gasto mensual”.
El estudio de FITstore revela que el precio de la tableta de turrón Suchard ha pasado de 2,99€, hasta los 4,99€ que cuesta en la actualidad. Casi el doble y con menos cantidad por tableta; convirtiéndose en un producto premium que crece por encima de los índices de inflación del resto de alimentos.
La indignación del consumidor: "turrongate navideño"
Este estudio se ha viralizado en las redes sociales, que han estallado en críticas ante el “turrongate” previo a Navidad. Miles de usuarios se lamentan por lo que consideran un abuso: “Antes compraba dos tabletas para la familia; ahora me conformo con una y me sale más cara”, cuenta María, una usuaria. Otros ironizan: “Pronto vamos a comprar turrón al corte, como si fuera jamón serrano”.
“Esto ya no es Navidad, es un atraco navideño con envoltorio dorado", comenta otro usuario por Instagram en el post de FITstore. El término “turrongate” ha empezado a circular entre los consumidores indignados.
El cacao, un ingrediente clave que encarece el turrón
Uno de los factores que más peso tiene en la escalada de precios es el cacao. Los datos del sector son claros: el último año ha sido uno de los peores para las cosechas en África Occidental, origen del 70% del cacao mundial. Enfermedades como el virus del brote hinchado y fenómenos climáticos extremos, vinculados al cambio climático, han reducido de forma drástica la producción.
Pero el cacao no es el único culpable. Transportes más caros, energía más cara, envases más caros. Un efecto dominó que impacta en cada eslabón de la cadena de valor. Y el turrón, que cada vez depende más del valor del cacao en su composición, lo sufre… Aunque no tanto como repercute en el bolsillo de los consumidores.
“Cuando el cacao sube, todo lo que toca el chocolate sube”, sintetiza Cañada. “No solo la materia prima, también los costes logísticos, las coberturas, el moldeo. Todo suma. Ahora bien, en muchos productos donde el azúcar puede suponer alrededor del 50 % de la receta, atribuir la subida únicamente al cacao no refleja toda la realidad de los costes”.
Comprar turrón, una odisea: revisa el precio por kilo
Ante este panorama, FITstore lanza un consejo claro: el consumidor tiene que estar atento. “Revisa el precio por kilo. No te fíes del tamaño del envase ni del reclamo visual habitual”, alerta Cañada. “Y compáralo con otras marcas: muchas veces la diferencia no está tanto en el precio como en la honestidad del contenido”.
La Navidad se articula alrededor de gestos, costumbres, sabores. Y el turrón, como pocos productos, es una tradición adorada por multitud de española. Pero cuando su compra se vuelve una operación matemática y el envoltorio esconde menos contenido cada año, la fiesta peligra. La sensación de ser engañado queda, y la tradición se resiente.
Si todo sigue así, probablemente llegará el día en que el turrón ya no sea un postre de mesa compartida, sino un producto medido al gramo como pueden ser los dulces turcos, reservado para unos pocos o racionado. Y todo ello, mientras las marcas, amparadas en la inflación y el mercado global, siguen viendo crecer sus beneficios a costa de un consumidor que paga más por menos, sin casi darse cuenta.