“En España este sistema es inviable tal y como está regulado”, afirma Alejandro Rodríguez, director de Finansal Soluciones Hipotecarias. Como explica el experto hipotecario: “la hipoteca no es un simple préstamo: es una garantía real ligada a un inmueble concreto. Para poder vender una vivienda, actualmente la ley exige transmitirla libre de cargas, y eso obliga a cancelar la hipoteca”.
Según explica Rodríguez, la portabilidad hipotecaria chocaría directamente con la estructura jurídica española, ya que el préstamo se concede en función de la tasación de una vivienda específica y no puede ‘viajar’ a una nueva con características distintas.
Un mercado volátil
Asimismo, la volatilidad del mercado inmobiliario dificulta mantener tipos antiguos en nuevas operaciones. “Los tipos de interés no son estáticos, ni lo es el mercado inmobiliario. Pretender conservar un interés del 2 % en una casa nueva cuando el mercado está al 4 % o al 5 % es algo que bancos y clientes difícilmente aceptarían”, apunta el director de Finansal.
Incluso si se superaran las barreras legales seguiría existiendo el problema práctico de la financiación adicional. Como ejemplifica Rodríguez: “si te queda una deuda de 75.000 euros y compras una vivienda de mayor precio, sigues necesitando una nueva hipoteca”.
Alternativas a la hipoteca portátil
Desde Finansal sí contemplan que, a medio plazo, pudiera estudiarse un producto diferente, inspirado en la idea de la portabilidad, pero con otro enfoque. “Podríamos estar hablando de un préstamo personal finalista para compra de vivienda que permita trasladar parte del capital pendiente”, apunta Rodríguez.
El debate ha reactivado otras propuestas, como las hipotecas a 50 años, pero el experto inmobiliario insiste en la cautela: “ampliar plazos puede facilitar el acceso, pero también encarece el mercado. Son soluciones que alivian a corto plazo, pero generan presión al alza en el precio de la vivienda”.
Para Alejandro Rodríguez, el interés internacional por estas fórmulas es positivo, porque invita a repensar la financiación en mercados tensionados, pero su aplicación actual en España resulta prácticamente imposible. “Nuestro sistema hipotecario está diseñado sobre garantías muy sólidas. Cambiar eso implicaría una reforma profunda. Aun así, siempre es sano abrir el debate”, concluye el experto.