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EL DERECHO A VELAR POR EL BIEN COMÚN

La alegría del Evangelio

Por Violeta Yangüela ([email protected])

By Violeta Yangüela
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
La alegría del Evangelio
El Papa Francisco tiene un sueño ¡Y es enorme! Francisco quiere un cambio de rumbo de la Iglesia y de la humanidad. Lo cuenta en La Alegría del Evangelio. El Papa aspira con su biblia llegar a la gente y romper con el aislamiento de la Iglesia. Les llama “callejeros de la fe”. ¿Será algo así como pa´la calle? Y a los pasivos les pide que dejen de serlo y los define como “personas cántaro”. O sea, algo así como levántate y pa’la calle. El cambio de rumbo de la Iglesia sin duda que es de su competencia. Se supone que la dirige. Pero resulta que el Papa Francisco también se refiere al mundo económico lo que se corresponde con su sueño del cambio de rumbo de la humanidad.


Dice Francisco: “Así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de velar por el bien común. Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado”.

“Algunos todavía defienden las teorías del derrame que suponen que todo crecimiento económico favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por si mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”. ¿Más fácil pasa un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos? O sea, esa economía mata, la minoría feliz son los ricos, es necesario el control de los Estados para que se encarguen de velar por el bien común y además la teoría económica del crecimiento económico no funciona.

Dos botones: Corea del Norte y Corea del Sur. En el primero el Estado con todo el control se ocupa de velar por el bien común y en el segundo con un sistema económico de libre mercado. Corea del Norte tiene un ingreso per apita de 1,800 dólares y Corea del Sur 32,800. Dice Hamidon Ali, presidente del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, (ECOSOC) que China ha logrado notable éxitos en reducir el número de habitantes de escasos recursos y es digno de ser el ejemplo en los esfuerzos para reducir la pobreza. Cuenta mi amigo filósofo graduado de la Universidad de Salamanca, que en los años del descubrimiento de América, un fraile dominico que se llamaba Francisco De Vitoria decía que como la doctrina católica de su tiempo tenía el afán de lucro de los comerciantes por pecado, los comerciantes se dirigieron a él para solventar sus dudas. O dejaban el comercio, o se condenaban.

Según Vitoria “el orden natural se basa en la libertad de circulación de personas, bienes e ideas. Esto implica que los comerciantes no son moralmente reprobables, sino que llevan a cabo un servicio importante para el bien común o bienestar general”. ¡Hace 500 años!

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