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LA ATALAYA DE ELDA

Otoño en Kondratieff

Por Vicente Vera

By Vicente Vera Esteve
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
Vicente Vera
Vicente Vera
Como recordarán, en la columna anterior les argumentaba que la economía se asemejaba cada vez más a una ciencia lúgubre, hay quien opina que es incluso oscura y para una inmensa mayoría, muy desigual e injusta en determinadas ocasiones. Esta opinión es cada vez más generalizada, suele darse durante el ciclo económico en el que las cosas no van del todo bien. Quienes tenemos una edad y nos ha dado tiempo a vivir algún periodo alcista de la economía deberíamos pensar que no siempre es tan emocional y materialmente triste aquellos años en que aparentemente, “ataban los perros con longaniza”, no sufrimos tanto paro, no se producían desahucios, los bancos concedían todos nuestro deseos, etc., todo un rosario de bondades y alegrías, bendecidas por el todopoderoso y benevolente Estado de Bienestar, la edad dorada del capitalismo.
Otoño en Kondratieff

Cumpliendo las leyes evolucionistas de Darwin, la sociedad se encuentra en la fase descendente de la montaña rusa. Es aquí donde nadie se encuentra cómodo, y otra vez vuelta a empezar. Este comportamiento cíclico ha venido siendo muy regular en los últimos años en la historia del capitalismo, siete u ocho años de expansión y otros tantos de recesión y crisis, la típica V en el abecedario económico Ahora ya no sabemos si nos encontramos sobre una L estable, o más bien sufriremos los ajustes de la temible W. El caso es que se acumulan las incógnitas en este complejo sistema de ecuaciones; en estos últimos días nos llega un informe del sempiterno Comité Económico y Social (CES) de la Comunidad Valenciana, Memoria sobre la situación socioeconómica y social de la Comunidad Valenciana, anunciando una desoladora predicción para nuestro modelo de crecimiento : este documentado informe revela que en esta comunidad autónoma no se volverá a crear empleo al mismo nivel que lo hacia en 2007-2008, hasta el año 2026.Proyección también avalada por el Economic Outlook de la OCDE. Largo me lo fiáis.

Al hilo de esta aterradora noticia y de otras de similar calado que se han puesto sobre la mesa durante la presentación de los próximos Presupuestos Generales del Estado, cabe mencionar sobre todas ellas, especialmente una relacionada con el importe presupuestado para pagar los intereses de la deuda, nada mas ni nada menos que serán necesarios detraer de los recursos del Estado la escalofriante cifra de 100 millones diarios para sufragar los gastos por intereses de la deuda, y seguimos renovando los vencimientos de dicha partida presupuestaria, hasta ni se sabe cuando.

Toda esta lúgubre información económica me retrotrae a mis años de joven adolescente, circa 1969. Durante aquel verano sonaba en todas las emisoras un hit parade, interpretado por un dúo norteamericano llamado Zager & Evans, y el éxito radiofónico era aquel “In the year 2525”, años después y traducida su letra pude comprobar que era muy premonitoria en relación con lo que vendría posteriormente. La canción consistía en una crítica inteligente al modelo industrial americano, dando un repaso apocalíptico del futuro de la humanidad, sobre todo lo relacionado con los avances de la tecnología. Ese mismo verano llegaba a la Luna la expedición comandada por Robert Aldrin y Neil Armstrong, Apolo 11. Para aquellos que no lo recordéis sugiero que utilicéis el canal YouTube y así, poder escuchar este hit musical que todavía goza de plena actualidad y tiene un ritmo muy pegadizo. De modo que, y siguiendo con el argumento de la canción, los contenidos de su letra nos alertaban sobre los cambios que el acelerado proceso de innovación tecnológica iba a producir en las futuras generaciones de hombres y mujeres, hasta un próximo fin de ciclo.

El camino que veo, no solo en España sino en Europa, no es otro que al final se cumplirán las predicciones de Nicolai Kondratieff (1892 – 1938) – no, no es un músico ruso- fue un eminente economista formado en la Universidad de San Petersburgo, dedicó toda su actividad intelectual y académica al estudio de los ciclos largos y la estadística en la economía capitalista, también denominados las “ondas largas de Kondratieff”, observan una duración de 50/ 60 años, la primera onda larga comprende los años 1789-1849, un segundo ciclo largo, 1849-1896, hasta 1920 la economía mundial se encontraba en una fase ascendente del ciclo largo. Ahora mismo podríamos estimar que abordamos una fase descendente, en plena Onda Depresiva. Si reflexionamos acerca del comportamiento económico mundial en los últimos años, cabe la posibilidad de atribuir este freno irreversible de las fuerzas económicas de nuestro tiempo, a los efectos de una recesión brutal en la producción mundial de bienes y servicios, así como a un agotamiento en el modo de producción capitalista. Las expectativas de una fase ascendente de la onda larga del siglo XXI renacerán en el momento se regeneren los cimientos del capital, culmine el proceso de transformación y de innovación tecnológica. Pero esto ya forma parte de la economía ficción.

Todos los consumidores de Occidente estamos sumidos en la desesperación, el nivel de incertidumbre es total. Las herramientas que tradicionalmente activaban los resortes de las economías capitalistas no están funcionando. Esperamos con impaciencia en estas húmedas tardes de otoño, un nuevo paradigma económico que evite una catástrofe mundial. Sin querer pecar excesivamente de agorero, respecto a las posibilidades de salir en España del reiterado estancamiento secular, no será fácil tal y como llevamos las alforjas, el lastre de la deuda y el pago de intereses nos condenan a un proceso que resulta arduo poder dibujarlo siquiera mentalmente. Estamos envueltos en la fase otoñal de la Quinta Onda Larga de Kondratiev. De modo que les sugiero una solución exitosa para serenarnos un poco, leer buena poesía, una buena dosis la pueden encontrar en un libro que no supera las cien páginas, “Hasta aquí”, de la autora de origen polaco y ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996, Wislawa Szymborska (1923-2012). Seguro que les reconfortará.
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