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COMIENZAN A ENSAYAR UN DISCURSO DE "CENTRO"

Podemos en la hora de la verdad

¿Puede realmente el partido político 'Podemos'?
¿Puede realmente el partido político "Podemos"?

Por Abél Cádiz

jueves 27 de noviembre de 2014, 06:50h
Si un movimiento como Podemos, sin exigir pago de cuota de afiliación ha atraído para inscribirse 200.000 simpatizantes y, ahora, ya convertido en Partido Político, para elegir a su líder han votado 95.000, es decir menos del 50%, no tienen muchas razones para tirar cohetes si comparamos estos datos con los de las primarias del PSOE, en la que fue elegido Pedro Sánchez con una participación del 65%. Mas con todo, hay que aceptar por lógico el interés suscitado por Podemos en tantos españoles. El gran Sabina ha declarado que si no existiera habría que inventarlo y en eso coinciden numerosas personas que no les van a votar, pero reconocen que su aparición puede contribuir, mejor que los requerimientos moralizantes de la política que se hacen desde la Sociedad civil, a la catarsis necesaria en los dos grandes partidos que han gobernado la democracia española. El PSOE está en ello, el PP se resiste a ceder protagonismo a sus bases y mantiene el viejo principio de que el poder se ejerce en vertical y desde arriba.

Podemos se enfrenta ahora al momento de la verdad, pues será desde la verdad y no desde la demagogia suave que se desprende de los discursos de Pablo Iglesias: dígame que quiere oír y yo se lo diré con pedagogía adecuada para que lo admita como bueno y necesario. No en vano es un movimiento diseñado en la Universidad de Ciencias Políticas, a partir de unas manifestaciones de cabreo popular que culminaron en las acampadas del 15-M en la Puerta del Sol. Basta ver que el núcleo duro que rodea a Pablo Iglesias tras culminar su proceso de transformarse en una maquinaria necesaria para intentar ganar las futuras elecciones, está formado mayoritariamente por profesores universitarios con algunos funcionarios y titulados de perfil similar.

No deja de sorprender que, con el nivel intelectual que se les supone, caigan en error tan repetido como ignorar la historia o no reconocer en ella algunos hechos determinantes que merecen respeto generacional, pues si hay algo que rechina en los oídos de quienes vivieron la transición política desde una dictadura a una democracia, es la descalificación que se escucha en muchos jefes de Podemos, respecto a la Constitución del 78, la única constitución de consenso de nuestra historia como nación, que ha propiciado la paz más duradera de los dos últimos siglos. Se achaca a Santayana la frase “aquellos que no recuerdan la historia están condenados a repetirla” aunque otros asignen su paternidad a Cicerón para darle más rotundidad. Lo malo es que la descalificación del Régimen nacido en el 78, por los jóvenes valores de PODEMOS, no respeta la obra de sus mayores lo cuál hasta puede ser perdonable. Lo no perdonable es que también supone un insulto a la inteligencia.

Para subrayar esta afirmación, veamos lo que podría ser una crónica de la transición escrita en muy pocas líneas: “Franco murió en la cama, con todo su poder intacto que había mantenido durante 35 años; su régimen seguía vivo y arraigado en muchos sectores. En ese momento puede sobrevivir la nutrida clase política en la que una parte de sus componentes más jóvenes impulsan la reforma, y los menos jóvenes aceptan hacerse el haraquiri al votar la derogación de las Leyes Fundamentales. Hasta aquí esto suena a relato amable, pero si nos situamos en el año 1978 en que la Constitución va a debatirse para someterla a referéndum del pueblo español, se vivieron muchos días negros con sucesos de sangre como el de pistoleros de extrema derecha que asesinaban a cinco abogados laboralistas en un despacho de Atocha, otros pistoleros de grupo revolucionario de ultraizquierda llamado GRAPO secuestraba y asesinaba en momentos clave a varios policías.

A su vez, el terrorismo etarra asesinaba a 26 ciudadanos en 1975, 21 en 1976, 28 en 1977, 85 en 1978 y para cerrar su demencial ataque a la transición pacifica matará 118 en 1979 y 124 en 1980. Y en ese contexto histórico que los jóvenes universitarios de Podemos parecen ignorar, estaba presente con todo su poder una cúpula militar que mostraba su desaprobación y reticencia a toda medida democratizadora. A Suárez le dimitieron los Ministros militares al legalizar al Partido Comunista de España; se le insultaba en actos públicos y recibía el insulto de cuantos querían repetir la dinámica de exclusión del adversario. La cuerda se pudo romper muchas veces y la acción más grave culminó en un ataque con metralletas al Congreso de los Diputados elegido en las primeras elecciones libres.

Por tanto, señores, al hablar de la Constitución de 1978, un poquito de por favor. Y si quieren mirar modelos en el espejo pueden encontrarlos, pues ya se les anticiparon con las mismas actitudes y casi con las mismas palabras. Un político de la época como Alfonso Guerra declaraba”piensan algunos que los socialistas facilitaremos el tránsito a los náufragos del franquismo” (Si sustituimos el término “franquismo” por “la casta” esa misma frase la escuchamos ahora en Podemos. Incluso Pablo Iglesias en reciente entrevista, tras su ratificación como líder, ha respondido a una pregunta sobre su programa económico “Lo que quiero es que la economía funcione” casi la misma respuesta que en igual circunstancia dio el entonces líder del PSOE Felipe González “lo que quiero es que España funcione”.

El modelo que representan ambos líderes socialistas en su trayectoria democrática posterior estuvo inspirado en el espíritu de la Constitución de 1978 y gracias a ello, los lideres de Podemos han vivido una época muy distinta a la de sus abuelos y padres en paz y libertad. Respeto, pues, a lo que llaman Régimen del 78 en virtud del cual pueden intentar la conquista del cielo por asalto.
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