UN JUEGO DE PERSPECTIVA
Jugada de aliguí del PP
· Por José Luis Heras Celemín
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José Luis Heras Celemín
martes 25 de octubre de 2016, 07:47h
La expresión “al aliguí” tuvo su origen en un juego de carnaval en el que un personaje, «Aliguí», llevaba un higo seco, atado con un cordel a un palo, que enseñaba a los niños para que trataran de cogerlo con la boca. Con la expresión se hacía alusión a la forma de atrapar el higo. Por extensión, o derivando, con ella se expresa algo hecho de una forma improvisada que produce beneficios. En la actualidad, la frase se ha popularizado cuando ha entrado a formar parte del argot deportivo del baloncesto. En esta jerga, un «aliguí» define la jugada que hacen dos jugadores que se reparten los roles: Uno asume la tarea enfrentándose a los rivales, atrayéndolos, a veces sorteándolos, y, desde su situación, de forma improvisada (o estudiada), lanza la bola al aire para que el otro jugador, en situación favorable, la coja y aproveche ocasión y situación para conseguir beneficio, normalmente los puntos que en baloncesto corresponden a meter el balón en la canasta.
Hoy, en el hotel Palace de Madrid, en relación con la situación política nacional y en juego distinto al baloncesto, mientras se desayunaba y un par de deportistas (políticos del PP) hacían su trabajo, algunos tuvimos la sensación de presenciar un «aliguí», o varios.
Había un jugador de baloncesto, en tiempo del Juventud de Badalona, Xavier García Albiol, que desde su situación y altura, de forma improvisada (o estudiada) asumía la contienda con los rivales (separatistas catalanes, socialistas del PSC, Ciudadanos y de otras formaciones) y los atraía o sorteaba para, desde su posición política de español-catalán, ir lanzando ideas y propuestas, como si fueran bolas listas para un aliguí.
Unas bolas que pasaban a la órbita de otro jugador, el capitán del equipo (Rajoy), que se encuentra en situación favorable (a punto de dejar el Gobierno en Funciones para ejercer Funciones de Gobierno) y que puede aprovechar momento y posición para conseguir unos beneficios que no consisten, precisamente, en meter balones en canastas, sino en “encestar” los balones que vuelan por los aires a veces disfrazados de problemas-necesidades y otras sin enmascarar.
Como “carga deportiva”, metiendo hombro, el del baloncesto, a la vez pivot, alero y escolta, ganó posición a unos contrarios (PSC y PSOE), se situó en lo que en baloncesto dicen “poste bajo”, e hizo al socialismo espectador, a un palmo de distancia, de «Lo que está ocurriendo en Cataluña (que) interesa (al PSOE) cuando empiezan las consultas del Rey para formar gobierno».
También, como “poste alto” frente al independentismo, un par de aliguíes. Uno suave y para “tocarla” «El próximo Gobierno ha de afrontar grandes retos. El principal será enfrentarse al proceso rupturista iniciado por el Gobierno de Cataluña». Otro requería coger la bola, protegerla y llevarla para jugarla: «Pondré voz a algo que representa más que el PP, una parte de la sociedad catalana. Sé de lo que hablo... Puigdemont ofrecía negociar... Opciones de España: Referéndum por las buenas o por las malas. O me dan lo que quiero o rompo la baraja..., he solicitado a Puigdemont que se siente con Rajoy a negociar dentro de nuestro marco legal... Que sea inteligente, porque quien apuesta por el todo o nada se puede quedar con nada...¿Cuándo la radicalidad ha beneficiado a Cataluña? Nunca. El Parlament ha aprobado una moción de confianza pero ningún presupuesto... Ha renunciado a gobernar para todos y lo hace sólo para independentistas. Los demás somos forasteros de su realidad social. Tal contaminación de principios convierte la Ley en algo voluntario no sometido al Poder Judicial».
Algo más adelante, un dribling desbordando a un descolocado: «Pareciendo que la mitad es independentista, el Gobierno (de España) debe sentarse a negociar. Lo decía la presidenta de C’s en Cataluña. El error de C’s es debido a la equidistancia».
Siguieron otros balones: «Quiero recordar a PSC y C’s que la división de constitucionalistas y la representación en el Parlament no se corresponde con una realidad en que sólo un tercio es nacionalista», «Mas se reunió con Rajoy para exigir cuando peor estaban las cosas. Eso es deslealtad», «Si el Govern pacta los presupuestos con la CUP, no habrá presupuestos en Cataluña para 2017», «El independentismo en la calle va a menos, pero la presión independentista en las instituciones va a más con la ayuda del PSC, que es condescendiente» «Apuesto jugar el partido al ataque, para ganarlo. España ha de estar presente en la vida de los catalanes». «En Cataluña, necesitamos sentir España y ver que formamos parte de ella en su vida diaria».
Más: «Los independentistas llevan años fomentando odio...(mientras) Rajoy propone celebrar la reunión del Patrimonio Cervantes en Cataluña». «Nuevo modelo de financiación valorando dinámicas territoriales». «Si alguna fuerza política catalana quiere reventar la Constitución, no. Reformas, pero sin romper el consenso nacional».
Y el final: «El PP en Cataluña es un referente. Ya no hay CIU como referente de estabilidad, ni el PSC tiene votos...El PP tiene fuerza y convicción para plantar cara (al independentismo). Algunos quieren conflicto, pero somos más los que queremos tranquilidad y sensatez».«El sentimiento de los catalanes es español. España está en el corazón de las personas y, no lo duden, en la mayoría de los corazones catalanes».
Acabados los aliguíes, un «ha estado valiente» de alguien y atención al Rajoy encestador Rajoy que, al comienzo, antes de que García Albiol hablara, presentándolo, había rematado «Los ciudadanos de Cataluña pueden estar seguros y tranquilos. Va a haber un Gobierno que va a hacer cumplir la Ley. Tenemos un gran futuro por delante».
Como anécdota, quedó un discreto «Ayer hubo una decisión importante (del PSOE). Muy razonable. He leído lo de ayer. Hay cosas muy positivas». Después, la ironía «Hasta ahí puedo leer».
Ésa fue la jugada «Al Aliguí», de hoy en el hotel Palace de Madrid, entre dos políticos del PP. Una jugada hoy ensayada. Con higo y cordel. En cuanto al palo...«Hasta ahí puedo leer».