ACUERDO DE PAZ Y ELECTORALISMO
Álvaro Uribe y su afan de volver al poder
· Por José E. Mosquera (@j15mosquera)
lunes 05 de diciembre de 2016, 07:24h
La frase célebre“la ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos han producido rebaños de esclavos para las tiranías” de legendario revolucionario mexicano Emiliano Zapata. Le cae como anillo al dedo gran parte de la militancia del Centro Democrático (CD), que carcomida por las secuelas del odio de la guerra, cabalga al ritmo de la sed de venganza y de las artimañas de las poderosa maquinaria de manipulación mediática de expresidente Álvaro Uribe.
Es asombroso la capacidad de manipulación que ha estructurado el expresidente Uribe, en su afan de volver al poder, antes de la votación del plebiscito su consigna fue que el Congreso de la República era el escenario natural para la refrendación del acuerdo de paz y no el plebiscito.
Fueron cascadas de críticas que esgrimió en contra del gobierno, entre tantas, considero que la inversión en el plebiscito era exagerada para un país con graves problemas económicos como Colombia. En aquella coyuntura el senador Uribe, dijo que “el gobierno tenía afán de aprobar el plebiscito para gastar más, contraer más deuda, arriesgar la regla fiscal y la estabilidad de la economía”. Lo acusó de hacer un plebiscito “apoyado en los fusiles del terrorismo y la intimidación a los servidores públicos y a los civiles”.
Expuso que tenía argumentos sólidos para demostrar que el Acto Legislativo, mediante el cual se aprobó el plebiscito, violó la Constitución. De hecho, lo calificó de ilegítimo. Su argumento lo sustento que “no veía razón para que la Corte declarara inconstitucional la trampa, porque el gobierno sabe ajustar sus trampas a la ley (...). De manera que en aquel momento para el Centro Democrático a pesar que la Corte declaró constitucional el plebiscito era ilegítimo.
Calificaron al gobierno de tramposo y armaron una aceitada y poderosa estrategia de comunicación para engañar a los electores y deslegitimar los comicios con la difusión de los rumores que se cocinaba un monstruoso fraude electoral. Hasta el punto que faltando cuatro días para las elecciones, el excandidato presidencial del CD, Óscar Iván Zuluaga, denunció que no había confiabilidad el sistema de la Registraduría para afrontar las votaciones”.
Ganaron el plebiscito y cambiaron de postura. Los mecanismos que antes del plebiscito fueron calificados de dañinos para la democracia, actualmente son los más idóneos para consolidar la democracia y la participación popular. Ahora que el gobierno llevo el texto del nuevo acuerdo de paz al Congreso de la República para su refrendación, abogan por la celebración de un nuevo plebiscito y no les parece, ni costoso, ni derrochador. Su desparpajo es tan grande que actualmente el Congreso de la República no es el escenario legítimo para la refrendación del nuevo acuerdo de paz. De allí que han enfilado baterías con una campaña para deslegitimarlo con la populista propuesta despalomada de su revocatoria.
Su estrategia es buscar mecanismos populistas y engañosos para dilatar y empantanar la implementación del nuevo acuerdo. Sus maniobras son tan evidente que han propuesto la recolección de firmas para realizar un plebiscito, mecanismo que para ser aprobado tiene que contar con las mayorías en el parlamento, donde no tiene la fuerza política decisoria para su aprobación. Sus objetivos son los de engañar y confundir a la opinión pública.
El ministro del interior, Juan Fernando Cristo, dijo que los sectores más radicales del No llegaron a la última reunión con propuestas diferentes a las que plantearon inicialmente, desconocieron los avances y al ver que ni siquiera reconocían los esfuerzos del gobierno y las Farc, “concluimos que a ellos ningún acuerdo les iba a gustas”. En conclusión: la mayoría de los líderes del No con el ex presidente y senador Álvaro Uribe a la cabeza no le apostaron a avanzar en un proceso de entendimiento con el gobierno en la consolidación de un nuevo proceso de paz, sino hacer una oposición sistemática como estategia política para volver al poder.