La anti España es muy cansina. Además de mentir de forma sistemática, inventándose historias y sucesos que nunca pasaron excepto en sus enfermas mentes, aburren a las ovejas. Comprendo el hastió generalizado que todos sentimos cuando estos profesionales de la tergiversación y el victimismo ponen la maquinaria en marcha, pero no por cansinos y pesados debemos bajar o relajar la guardia.
La ignorancia es osada, el problema viene cuando el que miente no lo hace por ignorancia, lo hace por maldad. De esto último en España sabemos bastante y tenemos muchos y variados ejemplos. No dudo de que muchos de los dirigentes del separatismo catalán mientan por ignorancia. Al fin y al cabo, algunos se consideran tribu y se comportan como tal. No dan más de sí. Nos hablan de copas menstruales, de sangrado libre, se cortan el pelo con motosierra canadiense y se hacen la raya a hachazos. Pueden llegar a ser no ya divertidos, pues cuando hablan están siempre como enfadados, pero si pintorescos. Su vestimenta es muy “poligonera” y con colores muy vivos, cosa que es de agradecer. Es mejor fijarse en su ropa que en sus caras. Un rasgo muy característico de estos sujetos es que además son muy feos. No sé muy bien el motivo, pero entre sus gentes no existen ni guapos ni guapas. Son anodinos y las sandeces que son capaces de decir uno no sabe como tomárselo. Primero te sorprendes, luego te das cuenta que no es que parezcan imbéciles, es que lo son. En su imbecilidad han llegado a creerse lo que la burguesía les fue contando. En el fondo son juguetes rotos, marionetas al servicio de sus mayores.
Estos últimos, los Mas, Homs, incluso los Junquera y compañía mienten a sabiendas de que lo hacen, mienten por maldad. En el mejor de los casos, sus mentiras valen para tapar sus corruptelas. Fueron cómplices, comparsas y mamporreros con el régimen del 78 hasta que este, como era de proveer, se les quedo corto. Es igual que lleven robando y esquilmando Cataluña los últimos 35 años, da igual que hayan destruido su imagen de modernidad y vanguardia, que cierren quirófanos y espanten la inversión. La culpa la tiene España que además debe seguir pagando la fiesta. En caso contario acudimos al tribunal constitucional, cuyas sentencias no cumplimos para que nos ampare.
Cataluña es una comunidad arruinada mantenida por el resto de los españoles. El dinero de los catalanes se esfumo en cuestiones menores y solo sirvió para mejorar la calidad de vida de algunos miembros más ilustres y más cercanos al poder, como los responsables del Palau y los miembros del clan Pujol.
Cuando un ladrón es sorprendido” in fraganti “solo le quedan dos salidas, o asumir la pillada y llevarla con resignación y valentía o revolverse y pasar al ataque. Esta última es la opción elegida por los timadores. Una huida hacia delante. Se sienten tan impunes, tan por encima de todo, que incluso en los presupuestos generales de la región han destinado una importante partida para la celebración del referéndum de autodeterminación. Todo esto sería muy cómico si no fuera porque es real, porque está sucediendo en este momento. Entiendo que esto es pesado, entiendo que pueda llegar a cargar en exceso, pero también entiendo que no podemos dejar solos a los catalanes que a pesar del abandono del estado, a pesar de todas las dificultades que supone ser y sentirse español hoy en día en su tierra, no están dispuestos a rendirse por más que lo hagan los demás. Solo por eso, Catalanidad es Hispanidad.