Cuando el sol del estío nos calienta la cabeza pareciera que a algunos poderosos se le quemasen las escasas neuronas que poseen y nos meten en una escalada peligrosa de Guerra Nuclear abandonada desde hace tiempo. Obviamente, me estoy refiriendo a Donald Trump y a Kim Jong-un, los líderes estadounidense y norcoreano que se están entreteniendo a nuestra costa amargándonos las comidas en el chiringuito y los tintos de verano. Empeñados en demostrar al mundo quién la tiene más larga (la potencia de fuego y destrucción), recuperan la tan manida amenaza externa para limpiar sus porquerías de casa, anular cualquier disenso interno y sembrar las dudas mundiales sobre la posibilidad de usar la cabezas nucleares. Esto ya nos lo sabemos. A fuerza de repetirlo durante más de cincuenta años, Corea del Norte y Estados Unidos ya no engañan a nadie, quizás a algunos pobres incautos que encuentran preocupación para tener tema de conversación mientras pasean por la playa.
Desde los tiempos del padre del actual mandatario norcoreano, que obtuvo una suculenta recompensa de Estados Unidos y de las Naciones Unidas en forma de ayuda alimentaria y grandes sumas de dólares para evitar que continuara con su escalada nuclear, siempre engañaron a los donantes al continuar investigando y crear sus instrumentos de muerte. Ambos países (y el resto del mundo) saben que no puede llegarse a un enfrentamiento nuclear por varios motivos. El primero porque de una guerra nuclear en el Siglo XXI no sale nadie vivo y las guerras se hacen para ganarlas no para perecer en el intento. El segundo, porque Estados Unidos, Trump lo debería saber, no puede hacerse con Corea del Norte o con la unificación coreana (que es lo mismo), porque ni Rusia ni China van a permitir que el arsenal norteamericano se les coloque en sus fronteras. Pero vamos, esto es de primero de Política Internacional y si alguien siente desasosiego por las amenazas de los pistoleros nucleares debe relajarse y continuar con sus vacaciones ociosas y calurosas si lo deja las gotas frías.
Kim Jong-un está aprovechando la escalada verbal para hacer patria y Donald Trump también, comunicando a su población que es un buen Comandante en Jefe. Dejemos que sigan con sus amenazas de consumo propio pero fijémonos en algunas diferencias en la que casi nunca reparamos. Corea del Norte tiene las dimensiones de un Estado de USA y menos habitantes. Los americanos se gastan en cuidar a sus mascotas diversas el doble del PIB de Corea del Norte y su ejército cuenta con más efectivos que el de Estados Unidos. Desde Julio de 1953 llevamos con esta situación y sabemos que la partida estará en tablas hasta que el tablero no cambie y se decidan por una negociación internacional en la que China tendría la voz cantante.
De cualquier forma no debemos descartar de forma absoluta que a alguno de los protagonistas se le vaya la cabeza y les de por mandarnos al cuerno, ya que ambos han venido demostrando que muy sensatos no son. Mientras, a disfrutar las fiestas del 15 de Agosto por lo que pudiera pasar.