Muchos españoles se han decantado por reducir en ocio o ahorrar comprando productos más económicos. La mayoría ha preferido dejar de salir de manera frecuente o disminuir los gastos en ropa u objetos lúdicos, para no quedarse a cero en sus cuentas. Las espectaculares subidas en los precios de las facturas de luz, gasolina o alimentación, también han provocado que exista una disminución en el consumo de ocio de muchos usuarios.

Para organizar los gastos las familias realizan un presupuesto, que es un documento que se utiliza para controlar las cuentas del hogar. Gracias a él se puede emplear el dinero de una forma responsable, sin gastar más de lo que se gana. Un presupuesto mensual ofrece como resultado un saldo final que informa sobre la diferencia entre lo que se ha ingresado y lo que se ha gastado. Si los ingresos superan los gastos, la familia será capaz de ahorrar y hacer frente a pagos inesperados, si no es posible la única solución será pedir algún préstamo rápido.

Para ello, es bueno intentar siempre elaborar un presupuesto, como herramienta para poder saber en qué momento se podrá ahorrar y en cuáles será necesario pedir ayuda económica.

Consejos básicos para ahorrar en la economía doméstica

Para ajustar el presupuesto que se tiene con los gastos es necesario realizar una serie de acciones:

Establecer un presupuesto

Tal como se ha comentado anteriormente, es importante tener en cuenta los gastos fijos mensuales para conseguir una meta de ahorro. Lo mejor es hacer una hoja de cálculo para tener los números al día, así se controlan las cantidades que se pueden ir guardando.

Comparar presión y buscar ofertas

Hacer una búsqueda de cuáles son las ofertas que hay en diferentes supermercados. A través de Internet o preguntando a familiares o amigos se puede llegar a hacer una idea de qué es lo que suele estar a mejor precio en diferentes sitios.

Evitar comprar por impulso (casi nunca lo necesitas)

En muchas ocasiones se compran cosas que son “caprichos” y que en realidad son poco útiles a la larga. El consumismo impulsivo es el peor enemigo del ahorro y puede alterar el presupuesto sin ser consciente de ello. Hay que pensar las cosas antes de comprarlas, reflexionar sobre su utilidad y ver si será posible amortizarlas.

Comprar online

Comprar por Internet ha abierto un mundo de posibilidades, tanto positivas como negativas. Las positivas son que se pueden comparar precios de forma rápida y cómoda, sin necesidad de salir de casa. Lo que a futuro ayudará a adquirir todo aquello que se necesite a un módico precio.

El contra viene, cuando muchos usuarios comienzan a comprar de forma impulsiva dada la comodidad de la acción, pues a veces llega a parecer que se está comprando sin tener que pagar por el producto. Se debe tener cuidado y pensar muy bien qué es lo que se necesita y lo que no.

Reducir gastos de la casa

Puede parecer complicado, pero consiste en ahorrar en agua, luz y comida. Hay que hacerse consciente del tiempo que pasa en la ducha y de las luces que se dejan encendidas. A la larga un control de este tipo de cosas conlleva una reducción en el gasto y consumo de energías.

Para ahorrar en comida lo más importante es realizar una lista de la compra teniendo en cuenta el presupuesto. Apuntar lo que se gasta y realizar un menú semanal hará que la inversión en alimentos sea más controlada, pues solo se comprará aquellas cantidades que se necesiten para ejecutar las recetas oportunas.

Gracias a este control se desperdician menos alimentos y por tanto no se estará tirando dinero a la basura.

Crear un plan de ocio mensual

El ocio suele ser el que impide ahorrar a cualquier familia. Por eso, lo mejor es idear un presupuesto mensual y buscar actividades a realizar que conllevan un costo bajo pero que a la vez satisfaga a los miembros.

Es necesario elaborar un plan de cuantas salidas al mes se podrán realizar, y qué presupuesto se podrá invertir en cada una de ella, de esta manera no habrá problemas a final de mes.