¿Pero qué pasa aquí? ¿Moncloa.com publica el lío de la ministra de Justicia y han pasado horas para que alguien, El Confidencial, se haga eco de “Los audios que prueban la estrecha relación entre Villarejo, Garzón y la ministra Delgado”? Después, se añadió que Casado exigirá la dimisión, porque “Mintió sobre Villarejo”; y todos se ocuparon del caso. Pero fue necesario más: esperar a que, en twitter, la diputada popular Moro aportara sensatez y precisara “Son muchos los despropósitos desde julio de la Ministra de Justicia, como señala “pablocasado_. Las informaciones que confirman su mentira y enredos sólo dejan dos caminos: el cese o la dimisión. Damos por hecho q@fiscal_es está haciendo su trabajo, si no, lo reclamaremos”.
“Damos por hecho que el fiscal está haciendo su trabajo, si no, lo reclamaremos”- twiteaba la diputada - Y ponía de manifiesto dos cuestiones que son más importantes que la comida y relación entre una fiscal (la ministra Delgado), un ex miembro de la judicatura (Garzón), y algunos policías (Comisario Villarejo y otros):
La vigilancia de cómo se cumple la Ley, que es propia del trabajo de una Fiscalía que tiene por misión ‘promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados’ (Art. 1 Ley 50/1981 que regula el Estatuto Orgánico de Ministerio Fiscal). Una vigilancia que se ocupa del caso que es noticia. Con las circunstancias que puedan existir. Y con los efectos previstos en la Ley que afectan a todos los implicados, por importantes que sean estos y con las consecuencias que puedan aparecer, acaso muy graves.
Y la cuestión estrictamente política, que compete a una Oposición que ha de vigilar al Gobierno y promover lo que convenga, sea nombramiento, cese o dimisión. En este sentido, - como motivo del trabajo de la Fiscalía que cita la diputada, complementario o ajeno a él -, tras lo anterior, conviene advertir algo que surgió al conocer los nombres de las personas nombradas por Sánchez como ministras y ministros: La sospecha de conexiones entre nombramientos e intereses de las personas que se relacionan en este caso. Junto al Presidente del Gobierno, aparecieron entonces los tres nombres propios que interesan hoy: Pablo Iglesias, Baltasar Garzón y Dolores Delgado.
Nombraba Sánchez su gobierno; y, en el juego de intereses que debía armonizar para llegar a Presidente de Gobierno, tuvo que conciliar distintas apetencias, unas conocidas y otras no. Se han publicado las cesiones a los independentistas vascos y catalanes, que parecen tomar forma en traslados de presos a cárceles del País Vasco, en ruidos de solicitudes de indultos, y en intentos de componendas varias. Se tomaron como hechos destacados nombramientos que llamaron la atención por extravagantes, como el del ministro literato Maxim Huerta; el de Celaá en la portavocía del Gobierno y cartera de Educación y Formación Profesional; o el del astronauta Duque, que aterrizó en la cartera de Ciencia, Innovación y Universidades. E incluso se llegaron a tratar de explicar los pactos con Podemos y sus confluencias en RTVE, otros organismos y en puestos no relevantes de la Administración. Pero hubo algo que sólo se apuntó en algunos círculos y que no ha trascendido hasta ahora, cuando se relaciona al Ex Comisario Villarejo, hoy en prisión, con la ministra de Justicia y el ex juez: La entrega de la cartera de Justicia a una mujer próxima al ex juez para ‘confluir’ con una parte de la izquierda afín a Pablo Iglesias. De esa forma, se explicaba, Sánchez permanecía puro ante la opinión pública y su partido. A ojos vistas, Podemos daba apoyos, mantenía estatus propio; e Iglesias se conformaba con el símbolo de una cartera, de Justicia, que se ponía en las manos de una fiscal ‘no podemita’.
Ahora, llegado el momento de encarar las elecciones próximas - Municipales y al Parlamento Europeo el 29 de mayo y Generales si lo decide el Presidente -, aparece, en Moncloa.com, la demostración de la relación de la ministra con el ex juez que dicen próximo y el Comisario Villarejo. No se advierte, sin embargo, que en el nombramiento de la ministra pudieron influir los intereses de Podemos, que hoy siguen presentes e importan, tanto que de ellos depende la estabilidad del Gobierno que sostienen.
Por la tarde, se hablaba de la relación entre la ministra y el juez, de la presencia de ambos en la cacería que produjo la dimisión del exministro de Justicia Bermejo en 2009, de la agenda de la ministra, de la conversación entre ella y el Presidente del Gobierno (que está en Nueva York), y de un posible cambio de cartera por dimisión o cese. También, e importa más, de las consecuencias tras lo publicado por Moncloa.com: Gresca parlamentaria bullanguera con continuidad del Gobierno para aquietar ánimos y conformar a la izquierda y asociados. Crisis gubernamental con solución (pactada o no), con los mismos motivos. O la convocatoria de Elecciones Generales que pide una parte de la Oposición.
Al llegar la noche, seguían siendo noticia la ministra de Justicia, Garzón, un comisario, Sánchez e Iglesias.