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NOVEDAD EN LA ESFERA DE LOS LIBROS

No somos fachas, somos españoles

No somos fachas, somos españoles

· Por Gabriel Cortina

Las consecuencias del nacionalismo afectan directamente al desarrollo económico, la iniciativa empresarial y, en definitiva, el progreso de las sociedades. El caso de Cataluña es un ejemplo vivo, que continúa en una incertidumbre creciente. Ni se fomenta la inversión privada ni es atractivo para quienes, al frente de carteras internacionales, buscan maximizar sus recursos. No son opiniones, sino datos irrefutables. Ayer, anunciar esto, tendría como resultado el ser calificado como "facha". Desde esta perspectiva presentamos un ensayo que ha aparecido en las librerías y que conviene recomendar. Trata de la pérdida de complejos de la ciudadanía frente al nacionalismo catalán. Y mucha de esa ciudadanía, añado yo, son pequeños empresarios y profesionales autónomos que quieren a su país y un día dijeron "Basta".
«No somos fachas, somos españoles» fue el grito expresivo y unánime más coreado en la manifestación del 8 de octubre de 2017 en Barcelona. Cerca de un millón de personas salió a las calles para mostrar el hartazgo de un país y para decir lo evidente: que Cataluña es España y que el nacionalismo no tenía derecho a decidir por el resto de los españoles. Emilia Landaluce analiza los motivos por los que tantos ciudadanos, de todas las ideologías, perdieron sus complejos y se unieron en una única voz sin miedo. En sus páginas afirma que la mencionada manifestación no fue el resultado de la acción planificada de ningún partido político ni de ninguna plataforma cívica; que los asistentes querían transmitir a los no nacionalistas que vivían en Cataluña que, tras el golpe de Estado de Puigdemont y los suyos, no estaban solos; que formaban parte de un país, España, que tiene una voluntad, ciertamente empecinada, de vivir juntos todos los distintos; que fue un movimiento popular y espontáneo que se oponía a la fragmentación del país y a la uniformidad esencialista del nacionalismo, a sus mentiras; que ensalzaba lo que nos une y nos hace más fuertes; que defendía, sin exaltaciones nostálgicas, las grandes aportaciones que España había hecho al mundo; que había dejado atrás la Leyenda Negra que aún trata de resucitar el nacionalismo. La salida de las grandes compañías -decisión de empresarios generadores de riqueza, no de políticos-, fue el tiro de gracia.
En este ensayo, que es una reflexión de lectura rápida, donde se abordan numerosos temas, se narra cómo se va formando una verdadera toma de conciencia nacional narrada desde los testimonios personales. Está dividido en cinco partes e incluye una serie de referencias para seguir leyendo. Este libro trata de esperanza y es una llamada de atención, tanto a esa opinión pública establecida en la zona de confort al amparo de una izquierda política y mediática, como a aquellos que pueden hacer y no hacen lo suficiente en la toma de conciencia nacional, que es una suma de todos. Como afirma en las primeras páginas: "La opinión pública empieza a ser un término demodé. En el actual contexto histórico, debería definirse como todo lo que se dee decir en público para no molestar al nutrido ejército formado por los guardianes de lo políticamente correcto. En caso contrario, ya se sabe qué toca: ser facha. Y hasta hace poco, decirse español o contento de ser español (o nombrar a España) rozaba la incorrección política."
No somos fachas, somos españoles
Emilia Landaluce
Editorial La Esfera de los Libros, 2018
238 páginas
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