La ONU acaba de conceder una exención a las sanciones a Corea del Norte para que las dos Coreas hayan podido celebrar una ceremonia "única e histórica” en la estación de norcoreana de Panmun, en la ciudad fronteriza de Kaesong, cuyo evento marca la inauguración del proyecto de modernización y reconexión por vía ferroviaria y por carretera de los dos países.
Un acontecimiento realmente histórico para el presente y futuro de la península coreana, y que además puede abrir puertas que conduzcan a un mayor entendimiento con importantes proyectos económicos, pero con la normalidad en la zona y sobre todo en “calma política” las sanciones, pese a momentos en los que Pyongyang hace ver sus quejas con el argumento nuclear, tienen que tener una importante revisión para facilitar un deshielo que no tiene marcha atrás.
La nueva etapa que se avecina en la península coreana a lo largo de 2019 entre las dos Coreas, además de los contactos para la desnuclearización de la península coreana o incluso un segundo encuentro entre Kim Jong-un y Donald Trump, así como la amplia agenda diplomática que va a ejercer el líder norcoreano deben ser aspectos a tener en cuenta por Estados Unidos para profundizar hasta qué punto es necesario seguir con una presión económica que está ahogando al país.
La Cruz Roja de Corea del Norte ha calificado como "extremadamente preocupante" la situación de salud en ese país a raíz del impacto en las sanciones que afectan al régimen norcoreano, una emergencia que la propia Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han considerado la necesidad de prestar mayor asistencia humanitaria al país.
En varias ocasiones EEUU ha mostrado su disposición a levantar las sanciones contra Corea del Norte cuando el país desmantele su programa de armas nucleares, pero Washington sabe que es una operación de unos diez años, de ahí la importancia de revisar las sanciones que actualmente no tienen sentido.
Corea del Sur considera que los primeros meses de 2019 serán vitales para avanzar en el diálogo sobre la desnuclearización, pero al mismo tiempo es primordial facilitar un escenario propio que origine una confianza política que no sufra merma alguna en los próximos meses y el levantamiento paulatino de sanciones puede ser un buen bálsamo.
Corea del Norte ya prepara para 2020 los 75 años de la fundación del Partido de los Trabajadores, que gobierna el país, y además a finales de ese mismo año se celebran las elecciones presidenciales en EEUU, lo que hará que tanto Pyongyang como Washington prioricen sus políticas de 2018 para certificar el rumbo de la península coreana en busca de una estabilidad política más consistente.
Lo que es evidente que las dos Coreas siguen, pese a los vaivenes habidos, completando proyectos impensables hace más de un año como ahora la verificación de la retirada de la mayoría de los puestos de guardia en la Zona Desmilitarizada con la destrucción de diez puestos de control en cada parte, y dejar uno por su valor histórico, pero es un paso enorme para la reducción de tensiones y de una desmilitarización paulatina en la zona fronteriza.
El inesperado giro diplomático realizado en 2018 en la península coreana, que dio lugar a la cumbre histórica entre Donald Trump y Kim Jong-un incrementa una distensión cada vez más real que marcará gran parte de la política de Asia y, en especial, del noreste asiático.
En definitiva, el régimen de Kim Jong-un no va a dar marcha atrás en su nuevo periodo político desarrollado en 2018, de ahí que el levantamiento de las sanciones como consecuencia de lanzamiento de misiles se tuviera que reexaminar para así Corea del Norte pueda iniciar 2019 con perspectivas más prácticas y optimistas para certificar gran parte de lo diseñado en toda la etapa anterior.