El supuesto derecho a decidir que nos quieren vender es, lisa y llanamente, un derecho a privar a millones de ciudadanos españoles de su inalienable derecho, incluso obligación democrática, a decidir! Es un atentado contra la democracia, contra nuestros derechos políticos y civiles e incluso contra nuestras libertades, las de todos los ciudadanos. ¡Cómo para fardar de demócratas! Los habitantes de cualquier rincón de España han decidido muchas veces desde 1978. En decenas de elecciones democráticas legales. Y lo han hecho en total libertad en la mayoría de los casos y con total independencia, salvo, tal vez, en Vascongadas y en la Cataluña hispana.
Y eso es así porque en ellos reposa la soberanía de decidir lo que quieren hacer con España, o con aspectos concretos parciales de su Nación. Y eso es la base de la democracia. Restringir la capacidad de decisión a una élite, una raza, una ubicación geográfica es reducir a españoles, millones, a ciudadanos de segunda y destrozar la democracia española. Por eso no denuncio aquí una mentira cualquiera, sino un obsceno ataque a la esencia misma de la democracia que nos hemos dado. ¡Y eso debería enseñarse en todas las escuelas de España!