En todas las épocas de la historia ha existido este tipo de guerreras que no se callaron ante la indiferencia masculina. Mientras muchos hombres eran laureados como grandes pilotos o empresarios del sector, ellas, con mucho talento y esfuerzo, fueron escalando posiciones hasta demostrar sus grandes capacidades para conducir o liderar con éxito una empresa. Veamos unos ejemplos inspiradores.
Bertha Benz
La esposa de Karl Benz fue la primera mujer en conducir un coche. Se llevó a sus dos hijos a dar un paseo a bordo de una de las creaciones de su marido ante la mirada atónita de los viandantes.
Con el primer coche que creó Karl Benz, que, por cierto, nadie estaba demasiado interesado en comprar, recorrió 100 km. Fue un acto de valor absoluto, sabiendo que la seguridad, en aquellas unidades, no estaba nada asegurada y menos siendo esta unidad un prototipo.
El pelo largo y las mujeres, ¿peligro para la circulación?
Tras superar diversos fallos técnicos y después de un día entero de viaje, consiguió volver a casa para relatar a su marido las cosas que podría mejorar de cara al futuro. Durante su travesía, necesitó ir a una farmacia a por combustible, porque se quedó sin él y además tuvo problemas mecánicos, que solucionó gracias a un herrero local.
Bertha pasará a la historia por ser la primera mujer en hacer un viaje en coche y quién sabe lo que le dijo a su marido a la vuelta de su aventura: quizá sus descubrimientos tras aquella jornada sirvieron para que Karl Benz mejorara su vehículo y pasara a la historia del motor con la marca que lleva su apellido.
Catalina García
Fue la primera mujer en conseguir el carnet de conducir en España. En el año 1925, la licencia llevaba en vigor siete años, pero, hasta entonces, ninguna mujer había conseguido aprobar el examen.
Para sacárselo en aquella época, era necesario el permiso del marido, algo que no ocurría en el caso de las solteras o viudas, por lo que verdaderamente conducir era algo muy restringido para las mujeres. Catalina García acudió a casa de Antonio Martín Santos, que vivía en León. Allí, esta pionera, residente en Puebla de Lillo, se examinó, con la mala fortuna de chocarse en el Molino de Sidrón justo antes de finalizar la prueba.
Necesitó una segunda ocasión para aprobar y entonces sí lo consiguió, convirtiéndose en historia viva del motor en España… Y sin ella ser consciente de ello. Desde entonces, se paseó luciendo su Hispano Suiza, que utilizaba para trabajar.
Piedad Álvarez
Esta leonesa comenzó a trabajar como taxista durante la II República de España y, sin saberlo, se convirtió en la primera mujer con este oficio en nuestro país.
Pasaron los años y, a bordo de su Seat 600, el último taxi que tuvo, se atrevía incluso a hacer servicios nocturnos cuando ningún otro taxista de la ciudad se atrevía. Tampoco tenía reparo a la hora de bajarse al barro: si el coche se averiaba, ella misma se encargaba de repararlo.
Se convirtió en una celebridad en los años 60 y fue entrevistada por diversos medios. Sin duda, era noticia que una mujer hubiese vivido treinta años de un trabajo considerado “de hombres” por aquel entonces.
Aunque ella estudió magisterio, la necesidad de llevar dinero a casa la impulsó a trabajar como taxista. “La Peñina”, como la llamaban en la ciudad, se animó tras ver a su hermano y a los chóferes que visitaban su casa. Su madre, propietaria de un garaje, le permitió aprender a conducir “sacando y metiendo los coches”.
Sin duda, una historia insólita: en León, hasta hace relativamente poco, solo había una mujer taxista, por lo que imaginad lo extraordinario que era ver a Piedad a bordo de su 600 recorriendo la ciudad de León hace 70 años.
María Teresa de Filippis
Hace más de un mes, esta gran piloto nos dejó con noventa años repletos de éxitos y momentos de auténtica superación. Nacida en Nápoles, María Teresa se convirtió en la primera mujer en correr en la Fórmula 1.
Consiguió participar en cinco Grandes Premios, llegando a quedar décima en Spa, en 1958. Superó momentos duros, como el día que fue a correr en Francia. Allí, María Teresa de Filippis recibió una negativa como respuesta: “El único casco que debe llevar una mujer es el de la peluquería”.
Ese machismo, sin embargo, no lo encontró en sus colegas de parrilla, que le daban consejos y la ayudaban a aprender. Es una historia increíble, ya que muchos pilotos actuales pasarían serios problemas enfrentándose a aquellas máquinas.
Sin control de tracción, ni casco integral, ni cinturón de seguridad,…. Y alcanzaban velocidades cercanas a los 270 km/h. Toda una pionera que durante toda su vida lamentó que no hubiese más mujeres compitiendo con el paso de los años.
Fue presidenta del Club Maserati, escudería con la que corrió cuatro Gran Premios en la Fórmula 1 durante la temporada de 1958. En 1959, corrió en Mónaco con Porsche.
Mary Barra
De las carreras pasamos a los despachos. Mary Barra es la primera mujer en ponerse al frente de una gran compañía automovilística. Hablamos de General Motors, empresa a la que se incorporó como becaria en 1980. Desde entonces, comenzó a crecer dentro de ella hasta llegar a dirigirla.
Nacida en Míchigan, tras treinta y seis años en la empresa, ha pasado por multitud de cargos. Fue vicepresidenta de ingeniería, en 2009 se convirtió en vicepresidenta de recursos humanos a nivel global,… y en todos ellos demostró su enorme talento.
Su gran carrera en los despachos de General Motors no pasa desapercibida para los grandes medios de comunicación norteamericanos. En 2014, Mary Barra fue considerada como una de las mujeres más poderosas de todo el mundo, según la revista Forbes. Ha estado en la lista en siete ocasiones.
Desde que accedió al cargo que hoy ocupa, su vida laboral ha estado llena de obstáculos. Se hizo con la silla de CEO con una General Motors muy endeudada con el Gobierno de Estados Unidos y con la filial europea resquebrajándose. Dos años después, el panorama económico de la compañía ha cambiado radicalmente.
Jutta Kleinschmidt
El Dakar, una de las pruebas más duras del mundo, es tremendamente complicado de ganar. De hecho, sólo un pequeño porcentaje de los participantes ha logrado el triunfo en África y/o en las ediciones de América del Sur.
Jutta Kleinschmidt es una de ellas. De hecho, es la única mujer en haberse ido a casa como ganadora del Dakar. Aunque comenzó su carrera deportiva a los mandos de una motocicleta (en el Rally de los Faraones, 1987), pronto trató de probar suerte con los coches. Y vaya si lo hizo.
En 1997, durante su primera participación, consiguió dos victorias de etapa y un quinto puesto. Nada mal para un debutante en la prueba. El año siguiente logró ganar una etapa para después hacerse con un tercer y un quinto puesto en la general.
En 2001, tras cuatro años intentándolo, se alzó con el triunfo final. Fue su mayor logro en el desierto africano, donde consiguió una plata en 2002 y un bronce en 2003.
A lo largo de su carrera, ganó varios rallies (la baja de Italia, el rally de Marruecos,…) y se alzó con la victoria en las 24 horas de Nurbürgring.
Michèle Mouton
Estamos ante la piloto más importante de la historia del automovilismo. Grabó en ella su nombre con letras doradas tras conseguir nueve podios y cuatro victorias en el Mundial de Rallies, en el que participó desde 1974 hasta su retiro en 1986.
Comenzó su carrera como copiloto en 1973, aunque pronto se ganaría un asiento en el equipo Renault. A bordo de un Alpine Renault Alpine A110, debutó en el Rally de Córcega. Tras conducir una Lancia Stratos y un Fiat 131 Abarth, Audi consiguió ficharla para conducir su revolucionario modelo de tracción a las cuatro ruedas: el Audi Quattro Sport.
Con él, se metió de cabeza en la historia del automovilismo mundial: ganó el Rally de San Remo. Hasta nuestros días, ninguna otra mujer ha conseguido una hazaña similar, que repitió en tres ocasiones durante la temporada de 1982: ganó en Portugal, Brasil y Acrópolis. Ese año, Mouton consiguió un subcampeonato histórico.
Formó equipo con Fabrizia Pons, una de las dos únicas personas que fueron capaz de sumar puntos como piloto y copiloto en el Mundial de Rallies. Dos mujeres que en equipo pasaron a la historia del automovilismo. La italiana también fue copiloto de la alemana Jutta Kleinschmitdt en el Dakar.
Laia Sanz
La carrera de Laia Sanz es impresionante. Aunque su nombre comenzó a hacerse conocido tras su participación en el Dakar (que ha ganado seis veces en la categoría femenina de motos), ha sido trece veces campeona del mundo de trial y cuatro veces en enduro. Una leyenda del deporte español.
Nació en Barcelona hace treinta años y aprendió a montar en bicicleta con tan solo dos años. Debutó en el Dakar en 2011, consiguiendo un 39º puesto en la general. En 2015 logró su mejor resultado: un 9º puesto en la general, la mejor clasificación de una mujer en el rally más duro del mundo.
Laia Sanz, además, fue considerada la mejor deportista española en el año 2006 y recibió, en 2013, la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, la más alta distinción que se otorga al deporte en España.