No obstante, algunos dirán que debe ser una fuente de satisfacción para sus vecinos, los cuales siendo gente rica y pudiente es lógico que soporten, al lado de sus casas este tipo de servidumbres. Lamentablemente, para cualquier progre que lo dijera para quedar bien, los edificios próximos no parecen de gente especialmente acomodada. Probablemente quien viva en ellos son trabajadores modestos que, con esfuerzo, los habrán conseguido comprar y que desearían que el Ayuntamiento garantizase, en su entorno, las condiciones de seguridad y salubridad que todo vecino de Madrid desea.
Sin embargo, la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, la que dice Welcome Refugees, no parece preocuparse de esta situación. ¿Ha solicitado algún informe sobre la cantidad de acampamientos y chabolismo, similares al citado, que hay en el territorio del municipio de Madrid y, en especial, en el Madrid urbano? ¿Tiene alguna política municipal al respecto? No. Si se llama a la policía municipal para señalar algún caso te dirán, con amabilidad, que ya lo saben pero que no tienen instrucciones de actuar al respecto.
Por otra parte, cuando alguna persona plantea una crítica ante este tipo de campamentos ilegales que proliferan por Madrid por el municipio de Madrid debe tratarse de una persona de ultraderecha y xenófoba. ¿A quién si no se le va a ocurrir reclamar, contra unos pobres inmigrantes que quieren vivir mejor que lo hacen en sus países? Eso, dirán, solo se les ocurre a las mentes de personas bien acomodadas y de ultraderecha. Bueno, es fácil comprobarlo. Pregunte a los vecinos que viven en los edificios próximos. Se van a llevar una sorpresa.
Lo curioso es que, incluso ante la inmediatez de la próxima campaña electoral para las municipales, ya se preocupan mucho los partidos de evitar sacar a relucir temas espinosos como éste. Son temas de los que mejor no hablar para no mojarse. Excusas todas. Hay que dejar que se resuelvan cómo mejor se pueda. Por otra parte, la inmigración no es de competencia municipal sino del Gobierno del Estado. Efectivamente, la política migratoria depende del Estado. Pero las acampadas ilegales en zonas públicas dentro del distrito de Madrid, o de cualquier otro ayuntamiento, son responsabilidad directa de la autoridad municipal y de su policía.
Es significativo y triste ver cómo los poderes públicos prefieren inaugurar edificios o actividades culturales, pero huyen de los temas peliagudos como de la peste. Igual ocurre también en otros países europeos hasta que se produce el hastío ciudadano, véase el caso de Italia, y los partidos tildados de “extremistas”, atraen el voto de ciudadanos hartos de los llamados partidos “moderados” En el caso de Aluche se trata de inmigrantes europeos, probablemente procedentes de Rumanía, por cierto, un país admirable que aún se está recuperando del adoctrinamiento marxista a que lo sometió la dictadura. En España hay muchos rumanos, gente buena y trabajadora, que se ha integrado perfectamente pero también han venido estos grupos de acampados que observan que pueden hacer en España lo que no se les toleraría en Rumanía y que además transmiten una mala imagen para el resto de rumanos.
La Unión Europea garantiza la libre circulación de sus ciudadanos ahora bien ¿cuál era el espíritu de la Unión Europea cuando se abolieron las fronteras nacionales? Lo que se pretendía es que los ciudadanos pudiesen moverse con libertad, en muchos casos por razones laborales y profesionales, pero siempre bajo la presunción de que respetarían la normativa de convivencia de cada país. ¿Cabe preguntarse si es que en Madrid no tenemos normativa de convivencia que impida el acampamento es los espacios públicos sean estos el citado puente o los jardines de la Plaza de Oriente o tantos otros sitios? La respuesta es contundente. Tenemos normas qué impiden esos comportamientos, pero parece ser qué exigir su cumplimiento es de extrema derecha. Mejor cerrar los ojos, dirá el concejal de distrito, y ya el tiempo lo resolverá todo. Ya hemos visto cómo el tiempo ha resuelto el problema catalán. No ha hecho falta el 155, ¿verdad, Sr. Rajoy? No nos engañemos.
Los países europeos deben regular la inmigración, hay muchos ciudadanos hartos. Para ello deben empezar por regular, de inmediato, la inmigración intraeuropea y acordar unas sencillas normas que permitan que cuando los nacionales de un país, sea España, Alemania Holanda, Rumanía o cualquier otro, acampan en los espacios públicos de otro sin permiso alguno, puedan ser devueltos a sus países de origen con la prohibición regresar. No se trata de penalizar a ninguna etnia ni a ningún país en concreto sino una norma basada en la reciprocidad para beneficio de todos los ciudadanos de todos los países europeos.
Los alcaldes deberían pedir al Gobierno central que regularice esta inmigración salvaje intolerable pero no parecen muy proclives a ello. Bueno, pues como ahora coinciden las elecciones municipales y las europeas, es el momento de decirle a los ciudadanos que voten a los candidatos a alcaldes que sean capaz capaces de poner orden y de fomentar la CONVIVENCIA, con mayúsculas ciudadana. Al mismo tiempo que voten a los candidatos a parlamentarios europeos que quieran crear una Europa de Convivencia, lo cual está indiscutiblemente ligado al respeto a las normas. Hay que dejar de tener miedo a decir lo que muchos piensan y sienten, pero callan.
España ha sido un país de emigrantes y es natural que haya inmigrantes aquí también. Pero si esa inmigración no es asumible, porque no es respetuosa con las normas ciudadanas, culturales y de convivencia, debe frenarse. Empiecen los países europeos por acordar una regulación para la inmigración interna, como etapa previa para regular, la que viene de más allá de las fronteras europeas. El orden no se contrapone con la libertad si no que es su garantía. No tengas miedo a la hora de votar en las municipales, autonómicas y europeas. Que no te engañen con las sumas. Vota a quien creas que realmente va a enfrentar con firmeza los problemas. Después, ya habrá tiempo de pensar en gobiernos municipales y autonómicos de coalición. Y desde luego vota a quien creas que pueda con firmeza y con serenidad representarnos en Europa.