El peligro reside en lo que se quiere decir realmente y las conclusiones que quiere llevar implícita esa observación. Y es que quién lo dice pretende dar por sentado tres cosas. Que ello es resultado de la democracia, que ello obliga a satisfacer su deseo ahora mismo, y que ello representa la voluntad de un concepto indefinido de base racista que llaman “el pueblo catalán”. La tercera es tan mentirosa, totalitaria y burda que no merece comentario. Veamos la segunda: ¿Tienen que ser satisfechos los secesionistas? ¿El 6% de los votantes españoles porque existen ahora? Pues será peligroso entonces calcular el porcentaje de anti abortistas radicales, de pedófilos , de alcohólicos, de drogadictos, de homófobos o de amantes del contrabando que hay entre los votantes españoles, no vaya a ser que legislemos urgentemente a su favor.
El problema viene de la primera falsa idea implícita. La reivindicación sería legítima porque es expresión democrática. No hace falta recurrir a la confusión de democratismo con democracia que profundamente analizara el gran filósofo Gustavo Bueno para ver que eso es una simpleza insostenible. Basta con ver cuantos secesionistas había cuando se votó la Constitución, o cuantos había hace 25, 20 15 y 10 años. Y vemos que estamos frente a un brote coyuntural, una gota en la Historia, que se ha ido fabricando día a día , y no precisamente de forma democrática. Sabido es que la Cataluña hispana siempre ha habido entre un diez o un quince por cierto de separatistas de base romántico racista. ¿A qué viene este sarpullido? Sólo entendiendo bien como se ha fabricado podrá la democracia española defenderse y pervivir. Porque la democracia es un sistema de funcionamiento del Estado que tiene por objetivo supremo el proteger y mejorar la vida de los miembros de la demos. Todos. La desintegración de la demos es , sencillamente incontemplable. Preguntémonos entonces que tiene de democrático la desaparición del Estado en Cataluña, la inaplicación del Estado de Derecho, la impunidad de delincuentes mayores, la cesión de la Educación y medios de comunicación a una oligarquía totalitaria y mentirosa, la financiación cómplice del golpismo, la expulsión de profesores, la intimidación impune, la persecución impune de la lengua común, etc… Y entonces podremos resolver el problema del secesionismo. Con más democracia auténtica, con protección de los no totalitarios demócratas que aún sobreviven en Cataluña. Con la verdad por delante.