Avisamos la semana pasada que era menester ser realista sobre el resultado del voto del 28-A. No basta con reconocer que los apasionados por una España de unidos, libres, iguales y solidarios hemos perdido, hay que tener las cosas mucho más claras y verlas de frente, por lo que pueda pasar. Aproximadamente la mitad de los votantes de la España no sometida al totalitarismo de base racista, que, simplificadamente, podríamos considerar la España sin Vascongadas e hispano-Cataluña., han votado para que suceda lo que está pasando. Con el amplio sesgo secesionista de las dos regiones citadas, eso ha dado una mayoría democrática amplia para que se gobierne, como ahora, en favor de algún tipo de desguace, desigualdad, aceptación del racismo y del totalitarismo regional , aunque sea como mal menor.
Lo cual, dicho sea de paso, es lo que lleva sucediendo unos 25 o treinta años. Lo que ha cambiado es que ya no puede uno apelar a ignorancia, nesciencia , intoxicación o manipulación de la masa orteguiana. Con la verdad por delante, no me lo creo ni es creíble. El pueblo español, ahora, ya es consciente de que acontece lo de alsasua, de los homenajes impunes a asesinos brutales, de la opresión e intimidación impunes, de no poder instalarse en determinados municipios porque sus hijos serán escrachados si quieren estudiar en su lengua constitucional, que ETA está ahora en las Instituciones y le pagamos, que el cupo vasco, o su cálculo es una ofensa frontal a la igualda y dignidad de la democracia española, etc.. etc.. etc.. NO, los votantes españoles mayoritariamente saben que eso es así, y han votado para que siga así, o empeore si resulta más cómodo. Lo podríamos llamar el efecto Chamberlain.
La realidad, que conviene ver de frente, es que a una mayoría de los votantes españoles. Lo de ciudadanos libres e iguales, y solidarios, por ejemplo con nuestros hermanos catalanes, les importa poco o nada, y prefieren evitar traumas y seguir así un ratito más. Lo que es peor, lo de Alsasua o el totalitarismo educativo, lo del golpe de Estado y la desaparición del Estado de Derecho y de la igualdad como ciudadanos de la polis, les puede molestar, pero les parece tolerable, a cambio de estar tranquilos un ratito más.
Algunos creemos que eso es perfectamente alcanzable, comodidad a corto, pero que a medio y largo plazo, estamos abocados a grandes pérdidas de libertad y prosperidad, estamos obligando a sufrir infinitamente a las futuras generaciones a cambio de la comodidad (con indignidad) del presente. Sólo deseo que nos equivoquemos. Por lo pronto lo de una España de unidos, libres, iguales y solidarios lo dejamos como aspiración romántica para unos pocos, aunque fuera lo que se votó, ahí sí engañados , por la mayoría en 1978.