El pasado 31 de octubre Corea del Norte hizo su último ensayo al probar un lanzacohetes de grandes dimensiones, una práctica, en principio, con el objetivo de recordar a EEUU sobre las nuevas condiciones en el diálogo sobre desarme nuclear, bloqueado desde febrero del presente año.
Los dos países necesitan llegan a acuerdos para estabilizar la situación de la península coreana, dado que, por un lado, Donald Trump está a un año de las elecciones presidenciales y necesita un buen éxito de política exterior para mostrarlo en plena campaña electoral y, por otro, Kim Jong-un sigue sujeto a muchos cambios económicos que solo tendrían un mayor aval de eficacia con el lento levantamiento de las sanciones y previo acuerdos sobre el proceso de desnuclearización.
Corea del Norte y EEUU tienen que desatascar el actual bloqueo que mantienen después del fracaso en las negociaciones nucleares entre Washington y Pyongyang, celebrado el pasado 6 de octubre en Estocolmo, pero sin obviar que esta realidad política de cercanía es única (al menos la más cercana a entendimientos entre las partes) desde la fundación del país hace setenta años.
Prácticamente desde febrero de este año las negociaciones entre EEUU y Corea del Norte se han mantenido estancadas a raíz del fracaso de la cumbre de Hanói, donde Washington consideró que Pyongyang debe ofrecer una mayor oferta de desmantelamiento nuclear pero el régimen de Kimg Jong-un quiere a cambio el levantamiento de las sanciones.
Pese al bloqueo existente en el diálogo entre EEUU y Corea del Norte, nunca ha habido una oportunidad como actualmente para cambiar por completo la faz de la península coreana, donde todo conduce a la desnuclearización y al mismo tiempo suavizar el levantamiento de las sanciones que pesan sobre Pyongyang. Es decir, son dos premisas vitales desde el giro político efectuado por el régimen de Kim Jong-un.
No obstante, pese a la insistencia de Pyongyang para que Washington tenga todo previsto en sus nuevas propuestas antes de que finalice el año, los tiempos en política también forman parte del éxito o fracaso y obviamente quedan bien poco para nuevas reuniones en este 2019 entre las dos partes, lo que supone, al margen de distintas opiniones de expertos sobre la posibilidad de que Corea del Norte haga nuevos ensayos de armas, lo que es realmente difícil, dado que sería enterrar casi por completo todo lo realizado en los dos últimos años entre Washington y Pyongyang, pues sólo se necesita cierta paciencia “confuciana” mezclada con la filosofía del “juche” encaminada a la solución de los problemas, pero volver a etapas anteriores es harto complicado, ya que lo iniciado es un proceso irreversible que en el nuevo año de la Rata (2020) dará lugar a grandes cambios como dice el horóscopo chino.
En definitiva, los dos aspectos más importantes para relanzar las conversaciones entre EEUU y Corea del Norte pasan por encontrar la solución a la desnuclearización y a las sanciones, asuntos que serán protagonistas y claves para llegar a una tercera cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un a lo largo de 2020.