La inmensísima mayoría de los españoles apoyan el diálogo como sustento democrático. Pero no cualquier diálogo, ese es el problema. Porque la misma mayoría apoya el Estado de Derecho en pleno vigor y actuación como pilar fundamental de la democracia. Por eso cuando el del PSC se delata es cuando dice que “hemos de devolver a la política lo que nunca debió salir de la política”, es decir que un golpe de Estado o una sedición si prefieren, es un tema político sobre el que dialogar. Y eso es una barbaridad que corrompe la democracia. Salvo que empecemos a dialogar con racistas, pederastas, supremacistas, incestuosos, machistas, etc… sobre el bien y el mal. Y cerramos los juzgados. Es una labor de engaño y blanqueo del delito que prostituye el diálogo.
Después resulta que en la famosa “MESA” que dialogará sobre el más grave problema español del momento siete de diez miembros al menos, son habitantes de la Cataluña Ibérica, lo que entendemos por catalanes, lo que no parece una justa repartición democrática para una MESA que va a dialogar sobre el futuro de 47 millones de españoles. Pero la cosa empeora cuando resulta que entre los mayoritarios representantes catalanes, ninguno representa a los millones de españoles, incluidos los catalanes, no nacionalistas. Esto es un diálogo entre nacionalistas o filo nacionalistas en mayor o menor grado. Imaginamos que lo que van a platicar es cómo engañar mejor a los no nacionalistas para que traguen. Otra gravísima corrupción del diálogo.
Lo que argumentan es que es una reunión entre “Gobiernos” y Presidentes. Aquí la tomadura de pelo llega al Everest. No sólo porque un “Gobierno”, el regional, ya ha cesado de “facto”, ni porque el representante del mismo sea un convicto inhabilitado sino porque hablar de reunión de Presidentes es tan ridículo como calificar así una reunión del Doctor Sánchez con el Presidente del Club de fútbol Leganés o el de mi Comunidad de vecinos. ¿Porqué? Por que el Presidente del Gobierno de España tiene el deber de proteger los derechos, las libertades y la seguridad de todos los españoles incluso de malos Gobiernos regionales delincuentes, que, por eso, le son subordinados. Renunciar a eso es renunciar a un deber esencial para el bien común de los españoles de manera vil. Y apelar al dialogo para dejarnos desprotegidos, es pudrir el diálogo.
Pero la guinda final sucede cuando los ministros dicen que alcanzado un acuerdo (recordemos, entre nacionalistas) se someterá a votación… sólo de los habitantes de la Cataluña Ibérica (más Llivia) porque es lógico en democracia….Estos ínclitos personajes piensan, sin rubor, que, que una parte de los españoles, reducida, decidan en exclusividad sobre la libertad, prosperidad y solidaridad futura de la inmensa mayoría de los españoles es ¡democrático! Aquí es cuando el diálogo se ha vuelto putrefacto y de lesa sociedad.
Con este diálogo, ¿Qué puede salir mal?