El confinamiento forzoso establecido tras la proclamación de Estado de Alarma ha llevado al mundo de la empresa a implantar con rapidez medidas que ni se planteaba para poder seguir funcionando.
“Si bien al principio la noticia ha caído como un balde de agua fría, el caos ha comenzado a organizarse. En cuestión de tres semanas hemos desmontado las formas trabajar de siempre para dar un paso hacia el futuro del trabajo”, afirma Ana Sarmiento, experta en diversidad laboral y relevo generacional.
El covid-19 ha revolucionado no solo las formas en la que nos relacionamos, sino también cómo se trabaja, se organiza y se comunica una empresa…
Esta crisis ha replanteado muchas cosas. Todas las empresas han visto la necesidad de digitalizar sus organizaciones para poder sobrevivir y seguir funcionado y para la experta esto ya no tiene vuelta atrás.
“El virus que nos aqueja, nos ha impulsado a todos a abrazar la liquidez de la que nos hablaba el sociólogo Zygmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010. Fue él quien por primera vez habló de “modernidad líquida”, una realidad donde el “para siempre” desaparece y todo es volátil, efímero y cambiante. Un conocimiento que no es nuevo, todos tenemos en la cabeza y llena los memes en las redes. Sin embrago, es una información que sólo las empresas líquidas habían aprendido e interiorizado”.
Una empresa líquida es aquella que sabe dar respuesta y adaptarse al actual modelo de sociedad en la que las condiciones de actuación cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en hábitos y rutinas determinadas.
¿Por qué surge una empresa líquida?
Para Sarmiento, ahora mismo la pandemia mundial obliga a las empresas a ser lo más líquidas posible para poder sobrevivir.
Esta crisis sanitaria exige modernizarnos y desprendernos de los modelos que han rebasado su fecha de caducidad. Hoy nos vemos abocados a dejar atrás la identidad con la que nos hemos definido hasta el momento.
Este duro proceso de “destrucción creativa” conlleva a un impacto en el modelo anterior y con ello indirectamente en los seres humanos que las practican. Las empresas también tendrán que prepararse para minimizar este impacto tanto en el corto, como en el largo plazo.
Solo las empresas que se transformen en líquidas sobrevivirán a esta crisis
Las empresas líquidas entienden que la tecnología y la cuarta revolución industrial han redefinido el mundo del trabajo y se preparan para navegar las nuevas aguas.
Hoy, quienes ya lo tenían asumido lograron continuar su operación sin estar atados a una infraestructura física. No necesitaron de una pandemia para modernizarse y desprenderse de modelos que han rebasado su fecha de caducidad.
Gracias a la cuarentena, hoy más empresas comienzan su transición hacia un nuevo modelo de negocio que reemplaza teorías y liderazgos de los 90, que no tienen ya cabida en el mundo actual.
7 practicas de cuarentena para realizar la transición hacia un modelo de negocio líquido
- Seguir con la transformación digital. Es una necesidad que no da espera y hay que destinar presupuestos a la implementación y capacitación del personal. Por ejemplo, las reuniones virtuales son posibles. No es un dominio exclusivo de equipos en distintos rincones del planeta, sino que pueden ser llevadas a cabo desde diferentes lugares de residencia.
- Redefinir el aprendizaje. En una sociedad líquida no tienen cabida formaciones puntuales para resolver problemas que se han detectado en el pasado. Cada día es un aprendizaje que permite virar el timón cuando cambien las aguas. Se aprende navegando, reflexionando sobre lo sucedido en el día y realizando los ajustes en un pis-pas.
“Las empresas líquidas, son consientes de la realidad que atraviesan a cada momento y de la transitoriedad de cada etapa. No permanecen en un solo estado y saben aprovechar sus recursos para timonear las diversas etapas del negocio”, sostiene Sarmiento.
- Eliminar etiquetas. Todas las generaciones tenemos la capacidad de usar la tecnología para tele-trabajar. No es un privilegio de Millennials y Zetas, aunque por el contexto histórico en el que crecieron estén más habituados.
- Acabar con la demonización de los móviles y las tablets. Son dispositivos de gran
ayuda para la vida de la empresa. Ellos nos permiten conectarnos y seguir con nuestras rutinas de una manera diferente y productiva. Estar con un móvil en lasmanos no significar estar perdiendo el tiempo, incluso si uno se conecta desde una piscina.
- Autonomía. Es factible que las personas organicen sus horarios de manera flexible para cumplir con sus obligaciones a nivel personal y profesional. El confinamiento lo demuestra. Cabe resaltar también que el atuendo para trabajar no altera el resultado. Durante la cuarentena la gente no está usando la ropa con la que habitualmente se presenta en las oficinas.
- Redefinir los conceptos de éxito y productividad. Los proyectos se pueden medir por resultados y no sólo por el número de horas que un jefe vea a su empleado en su escritorio o “conectado”. Basta con establecer los marcos de acción y hacer un voto de confianza.
- Priorizar las relaciones con todo tipo de stakeholders. Aunque en la cadena de negocio se interactúa con muchos actores, el modelo tradicional da prioridad principalmente a los accionistas.
Hoy que la mayoría de las empresas necesitan una mano amiga y un compás de espera para cumplir con sus obligaciones, los líderes se dan cuenta que la ayuda proviene del gobierno, los clientes, los proveedores, los empleados y los ciudadanos.
Es un momento de verdad en el que cada cual recoge lo que ha sembrando y constatamos que ningún stakeholder es más importante que otro. Esta crisis pone en evidencia que hay alimentar el amor de cada uno de ellos y medir el impacto de nuestras pequeñas acciones del día a día.
El confinamiento ha llevado el trabajo a la casa y la casa al trabajo. Si alguna vez creíamos que la vida personal y profesional no se podían mezclar, nos estábamos equivocando.
Sobre Ana Sarmiento
Ana Sarmiento Ana Sarmiento es conferenciante internacional en Millennials y relevo generacional. Experta en diversidad generacional, está convencida que la convivencia entre generaciones dentro de un espacio de trabajo hace que las empresas sean más innovadoras, más productivas y ofrezcan un mejor servicio.
Además, es administradora de empresas con Máster en finanzas y coach profesional certificado con más de 2.000 horas acumuladas. Cuenta con una dilatada experiencia en el sector financiero, donde alcanzó la posición de Chief Investment Officer, así como amplios conocimientos del mundo de las rentabilidades y de las diversas culturas de los negocios que ha ido adquiriendo a lo largo de más de 20 años de carrera en Europa, Asia y Latino América.
Sarmiento está vinculada con multinacionales como BMW, MINI, Mercedes Benz o BNP Paribas, entre otras, facilitando sus programas de Liderazgo y Engagement. Ha liderado programas para formar a equipos de trabajo de compañías de la Fortune100, contando con clientes en países de cualquier rincón del mundo.
Considerada como la “gurú de los millennials” y experta en diversidad generacional, no solo defiende su espacio en el mundo laboral y es capaz de descifrar lo que necesitan para que su integración en una empresa sea un éxito, sino que también a través de mentoría y coaching, Sarmiento les acompaña durante toda su carrera profesional.