Pues bien, con la verdad por delante, no se puede exagerar ahora reclamando una suspensión precipitada de la medida más eficaz que se ha tomado, que es el confinamiento, asumiendo el riesgo de brutales rebrotes locales o multiplicación inasumible de afectados. Tenemos que reflexionar sobre la situación. Si en España se está aplicando una reclusión más severa es porque nuestro sistema nacional de salud no tiene la capacidad física ni organizativa de absorber una gran concentración de enfermos graves (y no solo de COVID-19) o necesitados de UCI,s de golpe. En román paladino, en España ha habido más muertes de las inevitables, bastantes, porque no ha habido capacidad de atender debidamente a enfermos de gravedad. Cuando se cita el ejemplo de Suecia o Alemania, que básicamente han optado por la “inmunidad de rebaño” se olvida que disponen de muchas más camas hospitalarias por habitantes que en España y que funcionan a nivel nacional.
Han decidido afrontar las muertes inevitables de una gripe terrible para no crear un sufrimiento mayor a futuro por hecatombe económica. Pero sólo las inevitables. Incluso han aceptado enfermos graves de naciones vecinas. También han tenido desde el primer momento todo el material necesario y más, en EPIS como en tests. Haber tomado esa decisión en España a mitad de marzo tal vez nos hubiera llevado a más de 200.000 muertos (hasta que se infectara un 70% de la población sin distinción de edades) y en pocos meses. Se tomó la otra estrategia. Pero, la situación no ha cambiado. En España no existe “de facto” un sistema nacional de salud, y eso desde que desapareció el Insalud, trágica decisión, y, como ha quedado claro, ni hay manera de coordinar las comunidades autónomas, hacerlas solidarias o simplemente dejar de ser contraproducentes. ¡Si no son capaces ni de dar información coherente ni armonizada! ¿Sabían Uds. que hay comunidades que han estado colapsadas, siguen colapsables, y no han utilizado las disponibilidades de la sanidad “privada”? El despiporren con resultado de muerte. Eso no ha cambiado y España afrontaría muy mal otro rebrote severo. Tampoco ha cambiado la incapacidad de España para disponer de los tests indispensables (millones) ni saber utilizarlos. No nos queda otra que seguir con mucha precaución.
Sabemos que una razón poderosa y legítima de desconfianza y rebeldía es el penoso y felón uso político que está haciendo este Gobierno filoseparatista del estado de alarma. Pero hay otras maneras de combatir esas tropelías que no sean el “todos a la calle y en tropel a partir de mañana”. De eso hablaremos la semana que viene.
¡AH! Y lo que sí tenemos que hacer permanentemente es obligar a mejorar grandemente el plan y sus fases. No vaya a ser que un Señor de Tarragona se desconfine antes que uno de Ulldecona o uno de Madrid antes que el de Toledo, porque haya UCI´s libres en uno o en otro. ¡Las camas hospitalarias y las UCI,s españolas son de los españoles!