El gobierno español, con su presidente a la cabeza, no parece capaz de restar y sumar bien y, lo que es peor, no parece capaz de hacer que sus ministros y su equipo lo hagan. ¿No sabe o no quiere? Pongamos que no lo sabe hacer y advirtámoslo por el bien de toda España y, en particular, por la enorme cifra de desempleados y ERTEs que tenemos hoy. Hubo un precedente reciente en Europa. El presidente Txipras, y su espectacular ministro de Finanzas Varufakis, dieron en 2015 la puntilla final a Grecia, que ya estaba intervenida por la Comisión Europea desde 2010 por su deuda pública, su déficit y por el presunto, luego demostrado, falseamiento de los datos económicos que enviaba a Bruselas.
Su rebeldía contra las directrices de la Comisión, la quiso basar en un referéndum, en el que logró el 60% del apoyo del pueblo griego, que dijo NO a los recortes que estaba imponiendo Bruselas. La reacción de la Comisión fue radical: o aceptáis las directrices económicas que os damos o entráis en bancarrota financiera. Txipras y los griegos no tuvieron más remedio que tragarse su referéndum y obedecer.
La alternativa hubiera sido abandonar la UE, el euro y seguir pagando la deuda pública como pudieran, lo que hubiera sido, social, política y económicamente, casi tan grave como la crisis que sufrieron los países de Europa del Este, cuando, tras librarse del comunismo, a finales de 1989, tuvieron que empezar un duro proceso de retorno a la economía de mercado, a la iniciativa y a la propiedad privada. El suspenso en Matemáticas de Grecia ya venía arrastrándose, desde gobiernos anteriores, pues, sin que les temblara la mano, habían corrompido las estadísticas económicas que son hijas de las matemáticas.
En España, el “doctor” Pedro Sánchez no puede echarle la culpa a ninguno de los gobiernos anteriores del periodo democrático. Tampoco a la época de Franco, ya que los ministerios de Hacienda, Trabajo y Seguridad Social, además del INE, han venido aportando sus cuentas y datos matemáticos sin maquillaje alguno. Pero ha llegado Sánchez, con su “doctorado” en Económicas, por la universidad Camilo Jose Cela, para dar lugar a que hasta las más sencillas cifras de muertos por el coronavirus se transformen en un caos incomprensible.
A priori, parece que la cifra de fallecidos, sea por coronavirus o por sospecha de coronavirus, se pueden obtener mediante los listados, que construya día a día cada hospital y residencia, públicas y privadas, certificados por los médicos correspondientes, a las cuales habría que añadir las que hayan ocurrido en los domicilios particulares y que vendrían acompañadas del certificado médico. De forma similar cabria computar el número de contagiados y curados, día a día. Por otra parte, si hubiera dificultades metodológicas ahí está el Instituto Nacional de Estadística, para asesorar de forma competente al Gobierno si se le requiere que lo haga.
Por tanto, la obtención de esos datos básicos se consideró imprescindible, desde sus inicios, para hacer el seguimiento de la evolución de la pandemia, de sus fuentes de contagio y de la eficacia de las medidas adoptadas para frenarla. Todo ello parecía tan natural y tan sencillo que Radio Televisión Española, actualizaba diariamente su página Mapa Mundial del Corona Virus, en la que, país por país, se podía consultar la evolución de esos datos básicos de la pandemia.
En los dos únicos artículos que he publicado durante la pandemia, tomé a RTVE como fuente sencilla y clara para seguir la evolución a nivel nacional y mundial. El 9 de abril, en España teníamos 148.220 contagiados, y a 7 de mayo, tuvimos 220.325, es decir 72.105 nuevos contagiados, con una media de 2.575 nuevos contagiados por día. Hoy 14 de junio, tendríamos 243.928 contagiados; por tanto, 38 días después, la cifra de contagiados en España ha aumentado en 23.603 personas, esto es a una media de 621 nuevos contagiados por día. La mejora, si las cifras son correctas, es espectacular pues se ha pasado de una media de 2.575 nuevos contagiados por día a 621, de lo cual todos tendríamos que estar contentos.
Sin embargo, como señala la propia RTVE, “el 25 de mayo el ministerio de Sanidad modificó los informes diarios para ajustarse al nuevo estadio que vive el país con la desescalada” “la valoración de los nuevos datos, por tanto, no puede hacerse a partir de los proporcionados diariamente desde el principio de la crisis sanitaria, puesto que la serie histórica desde el inicio de la pandemia ha quedado invalidada”
Además, los nuevos datos se presentan de una forma mucho más farragosa y complicada de entender, mientras que la presentación anterior, contagiados, curados y fallecidos, era mucho más directa. La verdad cuanto más sencilla más inteligible es, hay que evitar que “los árboles no nos dejen ver el bosque”.
Por otra parte, diversos medios han comentado la cifra total de muertos, encontrando graves incoherencias entre los contabilizados en los registros civiles, comparados estadísticamente con periodos similares de años precedentes, lo que permite estimar cuales serían debidos a la pandemia actual. Las diferencias son demasiado significativas. A 14 de junio, frente a los 27.136 fallecidos, cifras oficiales, OK Diario da, a 13 de junio, la cifra de 37.934. La Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios, a fecha 25 de mayo, 43.985. También hay graves incongruencias, con el ritmo de evolución de la pandemia en los países europeos, que deberían clarificarse.
Todo esto es realmente preocupante. A la hora de gobernar “es necesario un gobierno que no nos mienta”, famosa frase de Rubalcaba con ocasión del 11M, por lo que no es comprensible que el gobierno de Sánchez no clarifique todos los datos y nos ofrezca una serie histórica, validada, de la pandemia. Asesores y funcionarios tiene suficientes para ello. Cierto es que Marx, al que algunas universidades no dudarían hoy en otorgar un doctorado honoris causa en Economía, se equivocó de cabo a rabo en su gruesa “tesis” El Capital, no acertó ni una, ni en su teoría del valor trabajo, ni en su teoría de la plusvalía, ni en las leyes que anunciaban el colapso ineluctable del capitalismo.
Pero Marx no gobernó y Sánchez sí. Un gobierno sin cifras fiables es una mentira permanente. Si ocurre esto con los datos de un tema específico como es la pandemia, ¿qué no podrá ocurrir cuando presente su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el 2021? No basta con que haya competentes funcionarios en Hacienda, también los hay en Seguridad Social, el INE y en Sanidad. El desmadre de los datos de la pandemia pasará a la historia. Analizar cómo ha sido posible que eso ocurra podría ser, esta vez sí, una tesis doctoral muy interesante.
No obstante, no le voy a decir “¡Ubu, President!” como le decían Els Joglars a Jordi Pujol, pero si le voy a recordar que ¡Ojo con Europa! El daño que Tsipras y Varufakis hicieron a Grecia (recorte de pensiones y salarios públicos, crisis económica, etc.) se puede quedar en mero detalle ante lo que los hombres de negro de Bruselas obliguen a que España haga, si su gobierno no gobierna con números. Presidente, no tense más a nuestra nación, ya bastante descompuesta con el anti fraterno Estado de las Autonomías. Gobernar es en gran medida administrar y debe contar con la Administración Publica (por favor, reabra el Portal de Transparencia) para que el pueblo español, RTVE y demás medios y, por su supuesto, su propio gobierno, cuenten con datos fiables para que todos juntos podamos salir lo mejor posible de la tragedia y la crisis que tenemos encima. No se fíe del Ingreso Mínimo Vital, que es algo muy distinto que ayudar temporalmente a quien realmente lo necesite. Consulte a Bruselas y haga una economía con cifras viables. Hoy por hoy, aún le queda una gran carta en la mano, un gobierno de concentración nacional. La otra opción es irse, con Varufakis, al Frente Europeo de Desobediencia Realista.