El cese de Cayetana Alvarez de Toledo, como portavoz del PP, por decisión de su presidente Pablo Casado, es noticia hoy en todos los medios españoles. La realidad es que es una noticia nacional trascendente. La toma de posiciones política es esencial para las elecciones al igual que estas son imprescindibles para la democracia. ¿Por qué ha tomado Casado esa decisión? Las valientes actitudes de Cayetana, en primavera y a principios del verano, ante el cáncer del independentismo catalán, recordaban a los mejores momentos de Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. El PP no puede ignorar que Casado vino anunciando un cambio. La continuidad, Soraya Sáenz de Santamaría, fue desbancada en la segunda vuelta, gracias al apoyo que los cospedalistas dieron a Casado.
Pablo, fuiste una buena elección, aparentemente, porque Rajoy había dejado al PP moribundo tras su blandengue, por no decir nula, utilización del 155. Mariano, ¡ay Mariano!, había perdido una oportunidad crítica para enderezar España durante al menos seis meses de firme aplicación del 155, y convocar después nuevas elecciones generales que le hubiesen dado la mayoría absoluta. Pero dejó abandonados a los catalanes españoles y ofreció una imagen de Gobierno débil e incapaz de reforzar la solidaridad. Lo remató yéndose a tomar copas en la última sesión de la moción de censura. Todo un gesto de impotencia. Dejó claro que una cosa es ser un excelente parlamentario, como se puede ver en youtube, donde un brillante Rajoy exponía las gravísimas contradicciones en que había incurrido nuestro actual desastroso Presidente.
Pero una cosa es la habilidad dialéctica y otra es la capacidad política. Una cosa es ser Aarón y otra Moisés. Sr. Casado, no basta con tener una gran memoria, un excelente verbo y una presencia atractiva. Una parte de la política es administrar los recursos y las competencias, pero otra, imprescindible, es dirigir a la nación para lograr, como dice el preámbulo constitucional, “garantizar la convivencia democrática”. España, Sres. Rajoy y Casado, no es hoy, en absoluto, un marco de convivencia a imitar, sino una nación camino del desguace territorial, lingüístico y económico. No es eso lo que la gran mayoría de españoles, de izquierda o derecha, desean. Cayetana se sitúa en esa gran mayoría. Por ello cuando en la entrevista del día 16 en El País, se le pregunta si el cese como portavoz ha sido, entre otras cosas, “por hablar bien de José María Aznar y mal de Mariano Rajoy”, no rechaza directamente esa importante acusación, porque si bien Aznar, cometió en su momento el error de transferir numerosas competencias del Estado a Cataluña, tuvo firmeza política indudable ante ETA, Perejil y otros temas, por lo que parece obvio que no hubiera aplicado el 155 como hizo Rajoy.
Igualmente, Cayetana, se manifiesta a favor de un “Gobierno de concentración constitucionalista”. Reencaminar la política española requiere ese Gobierno de concentración, o en su defecto, un Gobierno de coalición PSOE-PP. Si se renuncia a ello, sólo queda, como instrumento para despertar a los partidos y a la ciudadanía constitucionalista, la anunciada moción de censura que pretende realizar VOX en septiembre. España necesita reformas políticas en profundidad, entre ellas la de la ley electoral española, tomando como ejemplo la alemana, la cual impide que partidos, con una presencia mínima a nivel nacional, puedan sentarse en el Congreso de los Diputados, para ridiculizar a la Constitución y desde donde usan sus escaños para coaccionar y chantajear a los partidos constitucionalistas y, por tanto, a la nación como un todo. Lo lógico sería que, los partidos regionales, de escasa implantación nacional, sólo tuvieran representación regional en sus autonomías y ayuntamientos.
En la citada entrevista se señala que Cayetana ha entrado en “una polémica reciente con Teodoro García Egea sobre el relevo de su colaborador, Gabriel Elorriaga, como director de la asesoría parlamentaria del PP” La respuesta de Cayetana es clara “Elorriaga ha sido destituido y eso es una mala noticia para el grupo parlamentario, para el partido y desde luego para mí” La realidad es que de quien Casado se debía haber desecho hace tiempo es de su Secretario General, García Egea, que fue capaz de firmar, e incumplir menos de 24 horas después, un acuerdo con VOX para constituir los Gobiernos de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, en los que el apoyo de VOX era imprescindible para lograr la mayoría. En cuanto a Gabriel Elorriaga, parece que Cayetana lo considera muy eficiente y que el PP ha buscado un subterfugio, no una norma explícita, para cesar a Elorriaga en ese puesto.
En suma, Casado engañó, inicialmente, transmitiendo una imagen de firmeza al ser elegido como sucesor de Rajoy, pero poco a poco se ha inclinado por ser un mero miembro del aparato político, de la casta, como diría el otro Pablo. ¿Cuál es el futuro que le espera al PP? Por analogía con el inicio del Manifiesto Comunista, cabría decir que “Un fantasma recorre España, el fantasma de Ciudadanos”, es decir, la tendencia a no tener visión de Estado y a dedicarse a jugar al Monopoly de la política, de los puestos y de los cargos. La propia Cayetana decía en la entrevista a El País “España es ese país insólito donde el centro y la moderación los deciden el nacionalismo y la extrema izquierda”. Por tanto, tomen nota Sres. Directores de El Mundo y de Libertad Digital. Hay cinco temas de la alta política nacional claves: la unidad de España, el desmadre autonómico, la resurrección del guerracivilismo (o desmemoria histórica), la inmigración y la economía. Si los políticos y los medios optan por concentrarse en temas menores, si rechazan abordar y tomar posición sobre estos temas esenciales, serán responsables del conflicto y la insolidaridad que el futuro nos traerá ineluctablemente.