En todas las grandes ciudades se organizaron las chekas para ese fin. César Alcalá, un historiador experto en la España contemporánea, así como de los nacionalismos que azotan a la política y a la sociedad civil, nos cuenta con detalle qué eran las chekas, quién las dirigía y qué sucedía dentro de aquellos lugares de horror.
Lejos de ser un método cívico y justo, eran más bien un sistema de imposición del terror pero solo a una parte bien definida de ciudadanos: civiles de ideología derechista, practicantes de la religión católica, militares sospechosos y todo aquel que fuese acusado de cualquiera de las razones anteriores. No existían juicios, solo torturas y la decisión personal de unos frentepopulistas y milicianos, sobre si los mataban o no.
El relato que expone césar Alcalá, no es para todos los públicos pero sí todos los públicos deben conocer la existencia de esta realidad histórica que se escapa de las tesis de la Ley de Memoria Histórica, tanto la de Rodríguez Zapatero, la que aprobó el tripartito catalán, o la que quiere validar el gobierno de Pedro Sánchez. El origen y dónde estaban enclavadas dentro de cada ciudad es fundamental para sacar conclusiones acertadas.
Los lectores descubrirán en Chekas sin complejos que estas representaban un método inhumano de tortura, exportado de la URSS, que fueron implantadas por anarquistas y comunistas y que la crueldad del método define a sus promotores.