“Lo primero que experimenta un turista que llega por primera vez frente a su fachada es asombro. Se trata de un templo que cumple con las características góticas, pero, para quien conoce la historia del arte, tiene ciertos detalles que la alejan de los cánones. La única torre, el hecho de que no haya figuras escultóricas en su pórtico, gárgolas parecidas a las de Notre Dame pero que están casi escondidas en la fachada. Vamos, es todo un placer para los sentidos curiosos” explican desde catedraldeoviedo.es.

Pero no todo queda en su fachada. Según se accede al templo se puede descubrir por qué no hay que dejar nada al azar.

La actual catedral está construida sobre el templo que mandó levantar el rey Fruela I para su descanso eterno. Sin embargo, éste, fue destruido por el ejército musulmán y no fue hasta Alfonso II, cuando Oviedo se convirtiera en la capital del actual Principado de Asturias, cuando comenzó el trabajo de la construcción catedralicia.

Frente a los elementos góticos propios de la época, al alargarse en los siglos su finalización, pueden observarse ciertos detalles renacentistas tanto en el campanario como en la torre, ya que llegó hasta el cambio de movimiento artístico la construcción.

De hecho, quien mire el campanario estará viendo una de las campanas más antiguas del planeta, fundida en pleno siglo XIII.

Su interior, en la llamada Cámara Santa, guarda además numerosas reliquias que han sido un gran reclamo para los peregrinos católicos. No hay que olvidar que, de hecho, fue el comienzo del Camino de Santiago. Pero sin dilatarnos más, cuenta en su interior, en el Arca Santa, un sudario considerado santo, al igual que la Cruz de la Victoria y la Cruz los ángeles que es parte de la cultura de Asturias y de su historia.