Seguro que tuvo en sus comienzos algunas carencias de medios y recursos humanos como toda obra humana pero ahora las cosas han mejorado de forma sustancial y anteponen la valoración de lo que ha venido a resolver el hospitalk madrileño que no las faltas que pudo tener.Ni siquiera el sentido común deja cabida para criticar a Ayuso y a su consejero de Sanidad, Enrique Escudero, que por el montante de dinero público invertido. Qué mejor destino han podido tener los dineros de los ciudadanos que a la construcción de un hospital de esas características y en plena pandemia.
Siempre se ha dicho que después de la tormenta llega la calma y así está siendo. Muchos de aquellos que salieron en tromba vertiendo todo tipo de críticas sin apenas conocimiento de carácter sanitario o estratégico. Se puede decir sin temor a equivocarnos que gracias al 'Isabel Zendal' se ha evitado la saturación y el colapso de los centros sanitarios madrileños y afortunadamente la elevada incidencia de la enfermedad en la población se puede afrontar con cierta normalidad.
Lamentablemente y de un tiempo a esta parte la llamada clase dirigente no está contribuyendo a que los ciudadanos valoren los buenos propósitos que inspiran a los políticos. Ya va siendo hora de que se reconozca las buenas obras de unos o de otros y avancemos hacia la consecución de metas de mayor bienestar y calidad de vida. No corren tiempos para protagonizar disputas de a quien le ponemos las medallas.