La deuda pública durante el gobierno de Duque ha crecido del 47 % del PIB al 66 %. En cuanto al presupuesto nacional, los gastos de funcionamiento se devoran más del 60 %, el servicio de la deuda se lleva la cuarta parte y solo queda para inversión social e infraestructura como un 18 %. Entonces, con este panorama económico dramático de tanta pobreza, desigualdades, desempleo y crisis económica, el terreno estaba abonado para un estallido social.
El gobierno y los partidos aliados son los principales responsables políticos de esta crisis que tiene en el colapso al país. Las políticas del gobierno frente a la crisis de la pandemia han sido desastrosas y pese a que el confinamiento contuvo el estallido social del 2019, agudizo la crisis y las políticas económicas erráticas del gobierno de favorecer a los más ricos y golpear a los más pobres con cascadas de impuestos se convirtió en la mecha que incendio la caldera.
Ahora la estrategia del gobierno para ocultar sus responsabilidades en la quiebra y en la tragedia que vive el país, ha sido la de deslegitimar las protestas con el argumento que la izquierda quiere tumbar al gobierno y acabar con el país, cuando el país está acabado y en ruinas en sus manos.
Por eso la narrativa que detrás de las protestas existe una conspiración política desestabilizadora del comunismo cubano y venezolano no se la cree ni Mandrake. Al igual que el argumento de atribuirle a unos pequeños reductos de insurgentes residuales sin capacidades logísticas reales para movilizar a millones de colombianos de las grandes ciudades para tumbar al gobierno e implantar el comunismo cae en el vacío frente a la cruda realidad de la pobreza y el hambre que sufren millones de colombianos.
Con esa perversa estrategia pretenden ocultar las razones de fondo del estallido social que se explican en los crecimientos exponenciales de los índices de pobreza, desigualdades y desempleo en las capas sociales más pobres de la población colombiana y la ausencia políticas económicas y sociales del gobierno para sacar a millones de colombianos de la pobreza.
Aquellas perversas estrategias que se ha inventado el gobierno, los partidos aliados y un sector empresarial en el desespero de controlar sus privilegios y el poder se ha ido erosionado. Toda esa estrategia hace parte del libreto de la estrategia militarista neonazi de la revolución molecular, la cual arranco en Cali con las hordas de civiles armados, de agentes de policías vestidos de civiles disparando contra los manifestantes. En ese orden de ideas, ayer en Popayán, el ministro de Defensa, Diego Molano, saco de la alcantarilla otra de las fases de la estrategias, acusar de criminales a reconocidos líderes sociales del Cauca.
Lo que se avecina en los próximos días será de diálogos dilatorios y el desarrollo de otras fases de la estrategia con el despliegue de un régimen de terror despiadado de asesinatos, desapariciones, montajes judiciales y de enfrentamientos de defensores del gobierno bajo las estrategias de las afectaciones por los bloqueos contra los manifestantes del paro al estilo del chavismo en Venezuela.