Es muy sencillo dejarse engañar y Junqueras ha engañado a todo el mundo. La carta es un resumen del libro publicado, a cuatro manos, con Marta Rovira y titulado “Tornarem a vencer” (Volveremos a vencer), publicado en el verano de 2020. Con lo cual, nada nuevo bajo el sol ni encima de la tierra. Junqueras tiene una hoja de ruta que se resume en el título del libro. Y es que él puede decir que ERC quiere construir un “país próspero, justo y plenamente libre para todos y cada uno de los ciudadanos que viven en Catalunya, piensen lo que piensen y vengan de donde vengan”. Esto ya lo dijo Jordi Pujol hace muchos años: “catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña”. ¿Junqueras quiere ser el nuevo Pujol?
Que no está abierto a un diálogo lo expresa a continuación al afirmar que “la nueva Generalitat republicana”. Veamos, en España no existe ninguna república. Es una monarquía parlamentaria. Quizás en la mente de ellos se vive en una república, pero no es la realidad ni de Cataluña ni de España. Difícilmente se puede empezar a hablar con alguien cuando se parte de la premisa que ellos viven en un país republicano y los demás en una monarquía. Y es más muchos de los ciudadanos que viven en Cataluña no piensan en una república, con lo cual el párrafo anterior queda inutilizado.
Con la boca pequeña dice: “Fue evidente que la reacción del Estado fue percibida por gran parte de la sociedad catalana como cada vez menos legítima y alejada de principios democráticos. Pero al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que nuestra respuesta tampoco fue entendida como plenamente legítima por una parte de la sociedad, también de la catalana”. Bueno, a continuación tiende la mano. Cuando uno es derrotado y sabe que ha perdido, lo más fácil es dar un paso atrás. Y es lo que hace Junquera. Un paso para atrás, para darse impulso, porque como dice el título del libro, volveremos a vencer. Va de bueno cuando no lo es. Es un párrafo premeditado y situada estratégicamente para dar pena o que la gente considere que está arrepentido.
Y no se arrepiente fue firma, sin contemplaciones, que “la independencia es la mejor herramienta para ayudar a la gente de este país, pero las estrategias deben adaptarse a las circunstancias para ser ganadoras. Defendemos la autodeterminación porque queremos que toda la ciudadanía de nuestro país, toda, pueda decidir si desea que Cataluña sea un estado independiente en forma de república o si apuestan por mantenerse dentro del Estado español”.
Y no hay arrepentimiento porque considera que las leyes son injustas y arbitrarias. Cuando son para ellos no las reconocen como legítimas. Ahora bien, aceptará el indulto. Si tan malas son las leyes de España, ¿por qué acepta el indulto? No hay leyes buenas ni malas. Justas o injustas. Un dijo popular dice: “la ley es la ley y no se la saltan ni el Papa ni el Rey”. Y si estos dos personajes no se la saltan, ¿lo puede hacer Junqueras?
Mantiene su idea de un referéndum acordado siguiendo la vía escocesa. Otra utopía. Esta vía no se puede plantear en España. El Reino Unido su nombre lo indica, un conjunto de países que se unieron, pero que antes eran independientes. Cataluña siempre ha formado parte de España, desde el siglo XVI, con Carlos I, y anteriormente era un territorio más de la Corona de Aragón. Y antes de los francos. Cataluña nunca ha sido Escocia, ni Irlanda, ni Gales, ni Inglaterra. Por mucho que quieran cambiar la historia, esta es tozuda y la realidad se impone.
Continúa diciendo: “Estamos ante un conflicto político y éste sólo se podrá resolver por vías políticas y democráticas”. No es cierto. En Cataluña no hay ningún conflicto político. A ellos les gustaría que lo hubiera, pero no es así. Todo lo contrario. En Cataluña hay una sociedad que ya empieza a estar muy cansada de estos individuos que, en vez de gobernar, pierden el tiempo con sus quimeras. Ellos han popularizado y es uno de sus mantras que hay conflicto, pero mienten.
Y vuelve al mantra que ahora se está poniendo de moda dentro del independentismo. ¿Qué dice este mantra? Pues que “la amnistía es nuestra prioridad para acabar con la persecución judicial. La cuestión no termina ni con los exiliados ni con los presos y presas políticas, sino que hay que hacerla extensiva al resto de las 3.000 personas que sufren causas judiciales”. ¿De dónde salen estos 3.000 sufridores judiciales? Este mantra se parece al Fermín de La que se avecina que se ha empotrado a más de 3.000 mujeres. Pues eso, como dice el chiste: “dígalo usted también”.
Y no seguimos porque es más de lo mismo. Junqueras se saltó la ley. Poco antes de que todo se complicara en Cataluña, cuando estaban a punto de saltar al precipicio, el propio Junqueras fue a ver al delegado del gobierno Enric Millo. Frente a frente le enseñó un papel. En él ponía: “inhabilítame”. Millo no lo hizo. Junqueras sabía que no había marcha atrás sin que los suyos lo crucificaran, pero que tampoco marcha adelante. Prefería la inhabilitación para quedar bien con los suyos y decir que el estado era represor. Cosa que sigue diciendo.
La carta de Junqueras es un brindis al Sol. Otra mentira del independentismo. Nada de lo que puede es posible. Pero, de esta manera, quiere presentarse ante España -que le importa muy poco- como una víctima arrepentida. El lobo se ha puesto una piel de oveja, para disimular, pero el lobo está ahí. Ni se arrepiente, ni pide perdón y, como dice el libro, volveremos a vencer. Esta es la realidad. Una cosa es mentir y otra es que nos tomen por tontos.