Acabó la semana de la concentración de Colón en Madrid y hemos aprendido mucho. Por ejemplo que los Partidos con puestos de Gobierno nacionales o regionales, son actualmente gran parte del problema, y sus líderes no digamos. Lo que nos podría hacer aprender que los italianos tienen razón: es indispensable un Gobierno de salvación nacional. O eso, o la descomposición en la indignidad y, sobre todo, en la miseria, en un par de lustros. También hemos aprendido que existe aún algo de resorte transversal en la sociedad civil, tanto para volver a una democracia plena de valores republicanos (libertad, igualdad, solidaridad DE CIUDADANOS) como ¡por fin!, para manifestar una mínima solidaridad para con nuestros hermanos catalanes, alienados o no, masacrados por el totalitarismo racisto-separatista con la complicidad de los Gobiernos de España. Una lucecita de esperanza.
Hemos aprendido que existe una izquierda patriótica activable y que el patriotismo no es patrimonio de la derecha. Hemos aprendido que la nueva pamema del Gobierno consiste en prostituir la palabra concordia para imponer la que Daladier y Chamberlain ofrecieron a Adolf…No puede haber concordia con los verdugos. Misericordia sí, pero una vez que estén lejos de poder hacer el daño que están haciendo a los ciudadanos españoles.
Algunas lecciones más, y enjundiosas, habrán sacado Uds., más avezados que este plumilla.
Pero, si recogemos el lema del conocido dictador chino: “una pequeña centella puede incendiar toda la pradera”, lo que tenemos que aprender es que esto sólo puede ser una primera chispa e ir a por la pradera. Porque, con la verdad por delante, lo peor está por llegar y tendremos que ser muy tenaces y muy pugnaces si queremos mantener la esperanza de que España sea de nuevo una democracia de libres, iguales y solidarios.
Y la primera en la frente: los indultos a los declarados reincidentes contumaces es una anécdota al lado de la “mesa de negociación” que se va a abrir. De hecho, los indultos son la exigencia de los sediciosos para re-estrenar esa mesa que el Gobierno del Reino de España necesita para seguir en el poder. De esa negociación sólo pueden salir concesiones que, una vez más, supondrán daños irreversibles al bien común. Como hasta hoy. Desgraciadamente, tendremos ocasiones de reflexionar con Uds. de esos puntos de negociación, pero hoy permítannos que planteemos una sola cuestión: ¿Qué sentido tiene una mesa bilateral de Gobierno a Gobierno entre el Gobierno del Reino de España y un Gobierno regional? ¿Es Constitucional? O, más angustioso, ¿supone eso que el Gobierno de España renuncia a su ineludible y esencial responsabilidad de ser el mayor responsable de las libertades y derechos civiles de los hispano-catalanes, muy por encima de los Gobiernos regionales? ¿Sabe el Gobierno que es su irrenunciable obligación proteger a los ciudadanos de la Cataluña hispana de todo ataque a sus derechos democráticos y patrióticos, incluso contra felonías de sus Gobierno regional? Lo peor está por llegar.