No obstante, por encima de las habilidades blandas, hay algunos factores que debemos tener en cuenta y practicar cuando somos nuevos en un puesto de trabajo:
La actitud personal. Puede sonar a tópico, pero uno de los rasgos más valorados en el entorno laboral es contar siempre con una buena actitud. Así, por norma general, una persona con gran predisposición y ganas de trabajar siempre generará mucho más valor y mejores resultados en la empresa que otra persona menos interesada en alcanzar metas personales y profesionales. Por no hablar del ambiente positivo que genera rodearse de este tipo de perfiles.
Demostrar interés profesional. Asimismo, también es relevante el propio interés que esa persona demuestre, o haya demostrado hasta la fecha, por su crecimiento profesional y personal -medible, por ejemplo, a través de los cursos que ha realizado últimamente. Una persona con un gran interés profesional hará crecer al equipo, hará que el resto de empleados se interesen por elevar sus conocimientos y formación, fomentando una sana competencia interna y dando lugar a un personal más cualificado.
Practicar la humildad. Esta también se presenta como un factor importante cuando nos queremos incorporar a un nuevo puesto de trabajo. Es clave que nos perciban como a una persona fácil de tratar y que no busca el conflicto. Practicar la humildad, tanto en la vida como en el entorno laboral, aporta grandes recompensas. Por nombrar algunas, crea un buen clima de trabajo y mejora las relaciones con todos los niveles de la organización.
Capacidad de integración. Y como cuarta característica imprescindible cabe destacar la capacidad de integración, como base para formar y reforzar los cimientos de un equipo potente. Al principio, algunas personas pueden buscar imponer sus propias formas de trabajo (lo cual, hecho desde el respeto, es positivo, ya que ayuda al equipo a crecer profesionalmente), pero es esencial escuchar con atención a los compañeros, sobre todo en las fases más tempranas de nuestra incorporación.
En general, todos estos aspectos, deben ser aplicados en nuestro día a día en el entorno laboral. Tanto cuando somos nuevo compañeros de trabajo, como cuando somos los más veteranos de la empresa. La práctica de la humildad, contar con una buena actitud, demostrar interés y tener capacidad de adaptación e integración, deberían ser constantes en toda nuestra vida laboral, pues son valores imprescindibles para garantizar el éxito profesional y personal.