En el segundo trimestre, el PIB estadounidense creció un 6,5% anualizado. La actividad ha vuelto al nivel prepandémico, pero se espera que se ralentice, ya que las medidas fiscales de apoyo al consumo están terminando en su mayor parte. Los datos de las próximas semanas darán una idea de cómo se está adaptando la economía.
Y lo que es más importante, mostrarán la magnitud del riesgo de la nueva cepa del virus: los nuevos casos están en el nivel más alto desde febrero y algunos estados se acercan a la capacidad total de camas de cuidados intensivos. Hasta ahora, los datos de alta frecuencia sobre la ocupación de los centros comerciales y los restaurantes no han mostrado signos de angustia: los datos sobre el consumo personal de julio (previstos para el viernes 27) se vigilarán de cerca.
La evolución de la variante Delta también será clave para la Fed. Las actas de la reunión de julio dejaron entrever que el tapering podría comenzar ya a finales de año. En su discurso en Jackson Hole (el viernes), el presidente Powell probablemente hará un balance de la evolución de la economía y dará una orientación parcial sobre los próximos pasos. La decisión final dependerá de la continuación del fuerte avance del empleo observado en los últimos meses. En este sentido, el informe de empleo de agosto (previsto para el viernes 3 de septiembre) será crucial.