En teoría, es una herramienta excelente. En la práctica, como en todo, ocurren cuestiones que necesitan una mejor toma de decisiones, y es una de las razones por las que la reclamación de tarjetas revolving se ha convertido en uno de los servicios más demandados ante los bufetes de abogados especializados en defensa del consumidor, puesto que las tarjetas revolving, a pesar de que cumplen exactamente lo que ofrecen, lo hacen por un coste muy elevado para los consumidores.
¿Por qué se debe hacer una reclamación de una tarjeta revolving?
Varias sentencias judiciales en España sobre las tasas de interés y sobre las condiciones contractuales asociadas a las tarjetas revolving son tajantes en cuanto a la consideración de condiciones abusivas y, por sus consecuencias, ingresan directamente en penalidades con respecto a la Ley de Usura.
Es por esa razón que se debe hacer una reclamación de una tarjeta revolving cuando se dan las condiciones más frecuentes para ello, con la ayuda de profesionales como lidiare.com, especialistas en el tema, como puede ser el hecho de que el TAE sea igual o superior al 25%, lo que es considerado como usura; o que el funcionamiento del producto no haya sido aclarado a los consumidores, algo bastante habitual en muchas ocasiones, pero que se deja de lado.
Es prudente considerar que se pueden hacer reclamaciones para la devolución de los intereses pagados de más en contratos actuales y en contratos finalizados, por lo que todas las personas pueden encontrar en sus historiales de pago si se han visto perjudicados por alguna de estas prácticas, que aunque no ocurren en todos los casos de las tarjetas revolving, sí se han manifestado así en muchos de estos productos.
Consejos para un uso correcto de estos productos
Son populares y muchas personas las utilizan para la mayoría de sus compras, pudiendo financiar hasta el umbral del impago -uno de los riesgos de su uso desmedido-. De hecho, hoy en día se puede revisar un listado de tarjetas revolving en internet, porque hay diferentes entidades bancarias y comerciales que ofrecen este sistema de tarjetas, ideales para acumular puntos, aplazar pagos de compras y poder permitirse compras que al contado serían imposibles.
Y no, las tarjetas revolving no son un producto mal concebido ni que su uso no tenga ventajas, sino que está más relacionado con la inteligencia práctica con la que los consumidores utilicen el método, y es ahí donde se debe hacer hincapié.
Las tarjetas revolving funcionan de forma similar a una tarjeta de crédito, donde las personas pueden pagar en cuotas mínimas mensuales lo que hayan consumido antes. El primer consejo, incluso radical, es pagar mucho más del pago mínimo, o si se puede, amortizar completa o parcialmente la deuda, puesto que ello evitará el primer riesgo potencial del uso de las tarjetas revolving, el crecimiento del espiral de la deuda, producto de que los intereses son muy elevados y por sí mismos incrementan la deuda, aunque se abonen las cuotas mínimas.
El otro consejo esencial es utilizarlas para fines concretos, por más que algunas entidades bancarias las ofrezcan con la facilidad de que se pueden utilizar en millones de establecimientos a nivel nacional. Hay otros métodos más baratos, menos tortuosos con respecto a las finanzas futuras, y en todo caso, siempre se deben revisar si las condiciones del contrato para que las tasas de interés no sean consideradas abusivas, por eso contar con un despacho especializado en derechos del consumidor puede resultar prioritario e imprescindible para obtener éxito con la reclamación correspondiente.
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