La abrupta transición entre el aprendizaje en la escuela al aprendizaje en el hogar, ha demostrado el papel que juega el entorno físico en la concentración y resultados. Los estudios han dejado patente que los resultados escolares de los niños con necesidades especiales son peores que los resultados de otros niños, cuando hablamos de entornos ruidosos.
La irrupción de la digitalización en la educación en este último año ha puesto aún más de manifiesto que de la calidad acústica del espacio depende la efectividad del aprendizaje. Se ha demostrado que una buena acústica puede mejorar hasta en un 35% la concentración y reducir el estrés de los alumnos. Y eso es algo que no todos los hogares garantizan, pero sí puede y debe asegurarse en el aula.
En España, muchas Comunidades Autónomas están llevando a cabo renovaciones de colegios atendiendo a todas las novedades en educación, lo que pone de manifiesto la necesidad de actualización de los mismos.
El regreso al aula debe apostar por ser el entorno que fomente igualdad de oportunidades para que todos los niños tengan éxito, independientemente de sus necesidades especiales o situaciones de vida. Es necesario asumir que las barreras al aprendizaje están en el diseño del entorno, no siempre en el niño.
El diseño de escuelas debe tomar en cuenta a los usuarios finales y su bienestar como prioridad, no se debería obviar el acondicionamiento acústico, que permite el poder facilitar un buen ambiente de aprendizaje para el alumnado.